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Hoy Jueves Santo, he entrado en este local, del que somos socios desde hace más de 50 años, y el trato recibido por parte del personal nos ha dejado mucho que desear. Nos han echado, antes de entrar. No pretendía comer, ya que de antemano me habían advertido que estaba la cocina cerrada, pero porque estaba sedienta, que si no, ni hubiera bebido. El trato ha sido vergonzoso, la primera vez que me ocurría esto, espero que la última.
Restaurante Extremeño, con muy buena comida, atención estupenda, los platos bien llenos, sitio muy agradable en el que ir a comer, atención excelente. Lo recomiendo 100%
Un lugar muy acogedor y dónde te dan un trato muy agradable. No sólo tiene buenos precios, si no que la comida está riquísima. Recomendable reservar antes de ir, porque suele estar muy solicitado, al menos los fines de semana. Me hace sentir como en casa, y la decoración me gusta mucho, todo muy de mi tierra.
Sólo había un camarero para todo el comedor, hubo mesas que esperaron hasta 50 minutos para que les atendieran. Este a vez mi experiencia es muy deficiente.
Todo lo que pedimos riquísimo y raciones bien grandes, presa, dorada, migas, arroz con pollo y hígado, croquetas de cocido, bacalao dorado, lagartito. Ha sido una comida familiar y repetiría sin duda, lo único por poner una pega, que cuando vas por primera vez y no sabes bien cómo son las cantidades y los platos, pues el camarero si ve que estamos pidiendo demasiado para los que somos en proporción debería de avisar y si luego resulta que queremos más siempre hay tiempo de pedir más, cosa que no pasó y al ver el tamaño y la cantidad de raciones pues una pena tener que dejarlo. Precio bastante bien acorde con lo que sirven.
Uf. Con lo que me gusta la carne, no fui capaz de comerme el lechal. Los embutidos bien. La torta del casar de las peores. El servicio "lo justo". Realmente creo que este restaurante ha tenido tiempo mejores
Un lugar muy acogedor, con un servicio exquisito y una carta muy variada con una buena relación calidad precio. Y la ubicación inmejorable. Buenísimo el cuchifrito, el salmorejo, el bacalao rebozado, el menudo con garbanzos.volveremos para seguir probando ️
Las raciones son generosas, está todo buenísimo y el precio es muy ajustado. Recomiendo las migas, las carrilladas y el cuchufrito, que es lo que probé pero todo tenía muy buena pinta. El vino Celedonio me sorprendió muy gratamente.
No entiendo como puede gustar este local, será para los socios, este "restaurante" es un bar de carretera en el centro de Sevilla. La cocina medidas anticovid nada, sin mascarillas e higiene poca
La comida es abundante y de buena calidad, la localización del sitio es estupenda y la relación calidad-precio es muy muy adecuada. El servicio es bueno. Personalmente me encantaron el salmorejo y la hamburguesa de buey. El único contra que le puedo poner es que las croquetas de cocido estaban demasiado aceitosas para mi gusto. El resto, genial.
Muy buena comida casera y típica extremeña y a muy buen precio. Platos muy abundantes. Por poner una pega, el sistema de aire acondicionado no refresca mucho
Tasty food with great value lunch deals. Service is friendly and welcoming, though could be perhaps a bit faster. I liked the traditional interior. Seems to be a hit with the locals too, as the waitress was having a fun time greeting them by name and welcoming then to their usual tables.
Trato familiar, comidas caseras, menú diario, variado, buenas carnes y pescados. Muy concurrido aunque es lo suficientemente amplio como para no tener que esperar para una mesa. Precios bastante asequibles
La Casa de Extremadura es un lugar acogedor en pleno centro de Sevilla. Se puede comer sentado o tomar unas tapas en la barra. La cocina es tradicional pero din renunciar a las nuevas tendencias. En Semana Santa un refugio para parar un momento y tomar algo rico como una tapa de queso y jamón.
Un sitio estupendo donde todos los años vamos en Semana Santa pero los camareros dejan mucho que desear. Hasta tres nos cogieron las demandas y se le olvidaban los pedidos y teníamos que volverlos a decir y eso que no había prácticamente nadie. Unas tapas se llevaron en la ventana para ser servidas más de 10 minutos, las miraban y no las cogía nadie.