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Un lugar muy bien llevado por monjas franciscanas. Horarios para actividades. Orden y limpieza. Los residentes son atendidos de acuerdo a sus necesidades.
Si valoran su salud como profesionales ya sea Gerocultoras, TCAE o enfermera, este lugar no es nada profesional, la carga de trabajo es una burrada. Te sobrecargan laboralmente escatimando en contratación de personal. Los cuidados a los mayores eran precarios a falta de tiempo y personal en epoca covid. Falta de material, falta de cuidado hacia el personal sanitario y por ultimo, preferencias a la hora de tratar a una cierta clase de residentes relacionados con el ambito familiar de esta residencia.
Tanto las monjas que lo dirigen como las personas que trabajan en él son amables y tratan con respeto a l@s residentes. El edificio siempre está limpio y no hay ese olor característico de los asilos. El menú es variado. Hay amplias terrazas y un jardín alrededor. Una línea de bus para justo en la puerta. Sí existe un pero es que los precios no están al alcance de todos.