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Como se nota que por el seguro no le darán un duro. Llego con mil dudas de mi luxación, explicándole que me duele, que no puedo arrodillarme, que estoy asustada y le enseño mis pruebas. Ni siquiera ha abierto la radiografía ni la resonancia. Se limita a decirme que me pague un entrenador personal, no se de que dinero. Le cuesta resolver mis dudas, se le ve antipático y que me quiere despachar rápido. Simplemente quería saber si voy a poder estar sin arrollidarme toda la vida y le ha faltado reírse en mi cara. Sabe usted el miedo y la tristeza que pasamos algunos con estas cosas? Si no tiene empatía, no sea médico.