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Genial y peculiar restaurante en el pueblo. Ideal para no tener prisa cuando te desvias a comer de la autopista. Eso sí, no hay mucho aparcamiento. Es un restaurante sin tonterías, donde se come platos de la zona con una buena ejecución y con mantel de tela. Tiene un horno antiguo donde realizan sus platos. Volveré seguro.
No hay palabras para describir este restaurante! La comida es todo un espectáculo, deliciosa y de gran calidad. Su ambiente y decoración súper acogedores. El camarero que nos atendió (con coletita baja) un profesional de la cabeza a los pies! Amable, educado y siempre pendiente de que no falte nada. Recomendable un 300% jeje. Volveré en breve!
Un restaurante con comida casera y buenísima de los restaurantes de los de toda la vida que recuerdo ir con mi abuelo y con un trato de todo el personal excelente volveré seguro de verdad que sigan con ese método de trabajar que es muy grato enhorabuena al dueño y el personal que trabajan allí gracias
El lugar tiene encanto pero pedimos remojón y olía raro el bacalao, pensamos que era casualidad. Luego la carne poco hecha y vino cocida y mucho.para no ir.
Pedimos la bebida y nos pusieron un plato para compartir que estaba tan bueno que tuvimos que pedirlo otra vez (creo que era mollejas). Las chuletas y las croquetas muy buenas también y salimos a 15€ por persona.
Fuimos a comer cochinillo y cordero con ensalada de pimientos y todo exquisito la tarta de queso y el helado de higos muy recomendable para dar el broche de oro a la comida
Hoy fuimos a almorzar, al Horno de Viznar, y ha sido un agradable almuerzo, el servicio estupendo! Un cochinillo espectacular! Muchas gracias por esta agradable atención! Montse
Bastante calor, cantidad de comida deja bastante que desear, precio bastante por encima respecto a la comida y servicio. En resumen, una clavada y entras igual que sales, con hambre.
La cálidad es muy buena Hay platos que se han de pedir por encargo, como por ejemplo el bacalao que tienen cuatro platos variedados, también el cochinillo y el cordero Los postres caseros muy buenos Amplia carta de vinos
Este restaurante es un sitio muy especial, se come en la primera planta encima del horno de la cocina por lo que se calienta todo el comedor, la decoración es antigua y con solera, techos de madera suelo de barro, todo con mucho gusto y muy limpio, la comida es deliciosa, todo muy sabroso, desde el paté de perdiz que ponen de tapa con el riquísimo pan casero de la zona, la paletilla de Cordero asado, en su jugo, el pastel de berenjena, setas silvestres, hasta los postres, helado de higo, tarta de piononos, y el vino de la casa nos relajó y nos hizo disfrutar de un lunes maravilloso.
Por casualidad hemos ido a comer, volvíamos de Granada, y lo quiero recomendar, un sitio familiar, y una gran calidad en el producto, sus preciosos normales, hay que probarlo que no te lo cuenten si te gusta una buena carne.ah! Reservar, estaba lleno, a nosotros nos han hecho un favor y hemos comido, pero hay que reservar
Restaurante acogedor y comida exquisita y con sabor tradicional. Especialidad en carnes que elaboran en un horno con un estilo que sólo ellos saben hacerlo. La morcilla, cochinillo, ternera, pastelas, Todo espectacular. Gracias a Blas por cuidar a mi hermano como uno más de la familia (hambre no pasa jajaja.)
Antigua casona rehabilitada con mucho encantos. El punto del cochinillo es muy bueno aunque un poco falto de sal para mi gusto. El remojón Granaino le pongo un regular, demasiado básico.
El trato fue muy buenos, pero la carta algo corta, ya que muchos platos son por encargo y el precio de los entrantes algo caro. Dos huevos fritos con salsa de tomate picante por 9'5 € lo vi excesivo. Por lo demás todo correcto
Era preciso reservar mesa con antelación e indicar la comida deseada. Como no lo sabía, nos atendieron con lo que tenían disponible y no fue de mi gusto. Mi acompañante tuvo más suerte porque pudo tomar el único plato de cochinillo al horno que les quedaba y que estaba excelente.
Nos ha encantado, un trato excelente y un sitio muy bonito y acogedor. No es barato, aunque tampoco caro para lo exquisita que está la comida y teniendo en cuenta que es un restaurante de mucha calidad.
Es un restaurante de dos plantas, casa de pueblo antiguo horno de pan. Ahora el horno sirve para asar cordero y cochinillo muy rico. Hay q reservar mesa.
Un descubrimiento de restaurante. Nos atendieron de maravilla, las raciones buenísimas (especialmente la pastela) y el camarero estupendo, no nos faltó de nada en ningún momento!
Carne hecha en horno de leña buenísima, antiguamente era una panadería y lo han reconvertido en restaurante de comida hecha en horno, cochinillo, cordero, ternera, cerdo.
Un lugar recóndito e inesperado, en el que con tan solo entrar, ya se vaticina la inmejorable calidad a la que vamos a acceder y no solo por sus inmejorables productos y maravillosas elaboraciones, si no por la profesionalidad y amabilidad de su personal. Toralmente recomendable y segurísimo repetible.personalmente un 10!
Es un buen lugar para degustar el cochinillo, buenas entradas, carnes de lujo hechas con horno de leña trato muy correcto, son amables educados, y lo recomiendo, para empresas, o comidas en familia, es un sitio muy tranquilo. Y el precio muy bueno y justo.
Restaurante con encanto en Víznar, cerca de Granada. Suelo venir a este restaurante atraído por su excelente comida como sus excelentes asados de cochinillo y cordero, y platos de temporada, etc.y por supuesto por el trato de su dueño Blas y por el del resto del personal. Blas te hace sentirte como si estuvieras comiendo en el salón de tu casa. Restaurante súperrecomendable.
Único restaurante en el pueblo, muy orientado a la carne al horno, destacando el lechazo. Bien a nivel general, pero quizas precio excesivo. Ver fotos, factura etc.en Instagram @lopez.foodlovers.
Todo estupendo El servicio muy atento. Seguimos viniendo habitualmente. Un sitio estupendo. También para hacer una parada en ruta ciclista, siempre que sean dos o tres en su barra exterior.
Yo pedí asado de cordero. Deliciosa la carne y el asado en el horno. El servicio también excelente. Por poner un fallo sólo pondría que la chimenea no estaba encendida pese al día de frío, aunque se estaba a buena temperatura dentro.
Hacía 15 años que no venía por aquí. La última vez el dueño era José, un señor que dejó el restaurante a sus sobrinos y que hoy en día tiene 82 años. Cuando llegamos al restaurante nos encontramos con la agradable sorpresa de que él estaba allí. Va de vez en cuando a echar una mano y un vistacillo según me dijo. Pedimos cochinillo. Han cambiado la presentación con respecto a la que tenía hace 15 años pero la calidad sigue siendo la misma aunque adaptada a los nuevos tiempos. El vino de la casa que pedimos aconsejado por el camarero era un Ribera del Duero joven que ha casado perfectamente con la comida. Es el vino de la casa pero de una sensibilidad y un gusto exquisito, merece la pena pedirlo. Por ahondar un poco más sobre el vino he de decir que es espectacular. Mientras esperábamos el cochinillo tuvieron la deferencia y el gran detalle de ir poniendo algunas tapas para no hacer pesada la espera. El cochinillo exquisito, acompañado de patatas panadera y calabaza en su punto. De postre pedimos helado casero de higos. Una exquisitez, excepcionalmente rico. Casualmente el día que fuimos estaba rota la cafetera y no pudimos pedir café. Nos compensaron con una botellita de pacharán que, junto a la amabilidad y el trato de los camareros, hicieron de esta comida algo digno de resaltar y elogio. Restaurante totalmente recomendable. Seguramente volveremos, tiene que ser una pasada en invierno. Salimos, sin excesos, a unos 32 € por persona.