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¡Buen concepto! En la mesa se ofrecen platos pequeños fríos y aperitivos calientes. Oportunidad única de probar algo que normalmente no elegirías. Comida deliciosa.
¡Cuando te sientes afuera, obtendrás las peores tapas que nadie dentro quería! Quería tapas calientes, así que estaba esperando y parada adentro, pero la camarera me dijo que tenía que esperar en mi casa su servicio es horrible.
Es algo así como la comida rápida española, está bien si necesitas algo rápido para comer y quieres pinchos, puedes elegir por la barra o que los camareros pasen por tu mesa para ofrecerte los que estén calentitos, aunque sí que lo harían.
Servicio fácil, rápido y muy amable. La sangría es excelente y las tapas son buenas. La elección de los postres es menos atractiva que la de los salados, pero sigue siendo correcta.
Estuvimos afuera sentados. Había opción pinchos fríos dentro en el mostrador, y opción pinchos calientes afuera. Estuvimos una hora y no pasaron nunca con los pinchos calientes, ya que repartían primero adentro y no llegaban a repartir afuera. Mal servicio
La atención por parte del personal buena. Es un sitio que se llena bastante, así que tenerlo en cuenta a la hora de ir. Tienen bastante variedad de pinchitos y dependiendo del tipo que pides, te cobran un precio (expuestos precios en pizarra del interior). Algunos muy buenos y otros más simples. En mi opinión, preferibles los pinchos calientes a los fríos, y en algunos casos, pinchos un poco caros para la calidad que tienen. Los pinchos fríos los coges tú en el interior y los calientes van saliendo de cocina y te los ofertan en la mesa por si quieres, más o menos cada 15 minutos. En mi caso, por 6 pinchitos, un trocito pequeño de postre y una bebida, 23€.
Solía ir allí habitualmente con amigos y compañeros hace 11 años cuando vivía en Málaga. Todavía tengo algunas de las viejas tarjetas de "caña gratis" en alguna parte. No ha cambiado mucho, sigue siendo asequible y el concepto es genial. Me encantaba volver.
¡Qué gran bar de tapas! Concepto súper divertido: obtienes tus propios bocadillos fríos y te quedas con las brochetas. Ellos caminan con los bocadillos calientes y tú eliges si los quieres. Cuando hayas terminado de comer, se suman todas las brochetas y eso determina la cantidad total. La comida es súper sabrosa, el personal es amable y el ambiente es acogedor. ¡Recomendado!
Nos sentamos afuera. Solo pudimos comer pinchos fríos, y pocos, ya que la variedad dejaba mucho que desear, y nunca llegaron pinchos calientes a nuestra mesa ni a las mesas que se encontraban alrededor. El precio para la mala experiencia que tuvimos no es el acorde. No volveríamos, ni recomendaríamos.
Me ha gustado mucho la originalidad de pedir, puesto que uno mismo se sirve las tapas frías, las calientes las van pasando por las mesas y te cobran según el número y modelo de los palillos. Además tapas muy buenas!
Exagerado, el servicio fue lento, los pinchos calientes estaban aburridos y todas las porciones son demasiado grandes. Espera 25 minutos para Jamon en un restaurante vacío y bien atendido.