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De la parroquia, nada malo que decir, soy feligrés desde hace bastante tiempo. Mi queja más absoluta es con su párroco, persona que lleva la parroquia como si fuera su cortijo. Trata con malas formas, con ideas y forma de ser totalmente contraria a lo que debería de ser una parroquia de todos y para todos. Esta queja es bastante generalizada, y es una pena. Ojalá pronto podamos decir que la Parroquia de ‘El Salvador’ tiene a otro párroco.
Es una iglesia bonita, sencilla, un párroco y un grupo de personas que acoge y trabaja por el bien común de la parroquia y sus vecinos; con una cofradía preciosa que procesiona el lunes santo.