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Ha perdido este sitio todo lo bueno que tenía. Con gran respeto a las personas de origen chino, éstos en concreto no saben cocinar ni llevar un bar / cafetería. Calidad baja y precios altos. Local algo sucio y descuidado. Una pena para lo que era antes
El sitio es inmejorable, en medio de un parque. Sin embargo, desde que lo gestionan los propietarios actuales la calidad de la comida ha bajado muchísimo, así como el servicio. Los precios son elevados para la calidad que ofrecen y los baños nunca habían estado tan sucios. Como guinda del pastel, hay MOSCA NEGRA.
Los nuevos propietarios no saben llevar la cafetería. Hace 5 años la llevaba gente majísima, servicial y muy profesional. Los camareros de ahora no saben hacer la O con un canuto. Les pides un bocadillo de boquerones al mediodía y te contestan que a estas horas no hacen bocadillos. Y todo después de haber visto una gran bandeja de boquerones en la barra y unas barras de pan al fondo. Antes no había tanta dejadez. Y cada día está más vacío de lo mal que sirven. Antes estaba petadísimo. Ojalá venga gente nueva que mejore el servicio y devuelva al barrio la vida que daba este bar. Ahora ni se puede llamar así.
La comida más o menos buena, Pero el trato no me gustó nada, hoy e ido a pedir unas patatas bravas y el chino más joven me las trajo con picante y mahonesa. Le pedí porfavor que me trajera ketchup para mi hijo pequeño, y me dijo ALTERADO que NO porque o me ponían 2 salsas o me ponían 4. Yo no entendía nada y no supe que decirle en el momento, total que nunca me trajo ketchup porque ya me había puesto picante. Me pareció súper feo de su parte, sobretodo que me alzara la voz para decírmelo PESIMO SERVICIO y muy mala educación!
El lugar es ideal al lado del parque para disfrutar del sol. El problema es que tienen demasiadas mesas y no saben cómo llevar el servicio. Son correctos y amables pero exageradamente lentos para dar comidas y cenas. Quizá si solo pides bebida y alguna tapa o ración, no esté tan mal. Pero dos veces que hemos pedido bocadillos/hamburguesas, han tardado muchísimo. Además que son cosas sencillas, sin mucha elaboración, y en momentos que tampoco tenían todas las mesas llenas esperando a cenar, que sería más comprensible. Y si luego tuviera una buenísima relación calidad-precio, pues no molesta tanto. Pero esto no ocurre. Creo que deberían limitar su carta, y mejorar un poco la comprensión entre el cliente y los camareros, para que no haya confusiones y facilitar el pedido de la carta y las tapas que hay en la barra.
En esta época del año es genial porque el Sol se disfruta a tope y el material y servicio acompañan también. Ah! Y el parque delante, es decir, sin ruidos ni coches.
Mala calidad en sus tapas y los calamares escuálidos y escasísima la racion, muy caro con arreglo a esta mala calidad. No volveremos nunca más. Es una pena los anteriores propietarios sabían dar calidad.
Una y no mas. Una pena por la terraza peatonal con vistas al parque. Lentos y no saben ni que tienen en carta, he tenido que explicarle la diferencia entre papas bravas y papas aliole, teniendo ambas en la carta. Encima de equivocarse, te dice que no tienes razon.
Terraza agradable, pero talvez excesivamente concurrida. Amplio surtido de tapas, ninguna que destacar. Precios habituales para una terraza, no es un bar baratillo.
El parque Bruil es un sitio especial y "el Isabelo" está en un sitio genial, terraza aislada del tráfico, jardines y árboles muy cerquita de el río Huerva, para disfrutar además de una carta interesante de tapas.
Hasta hace poco tenían variedad de raciones y de tapas. Ahora lo llevan chinos (no tengo nada en contra de ellos) pero es caótico, totalmente desorganizados. Muy lentos igual en cocina que en terraza, las raciones dejan mucho que desear, y ya puedes ir con tiempo y relajado.francamente, es para no volver
Muy buena terraza al sol, suelen ser rápidos pero cuando hay grupos se entretienen. Las tazas, vasos y vajillas podrían estar más limpios. El café un poco amargo.
Cuando era el Isabelo era genial, ahora por lo visto cambiaron de dueños, lo lleva una familia asiática. No es lo mismo, desapareció esa barra llena de minis de tortillas diferentes. Además la mahonesa estaba en mal estado.
Muy caro, 5 tapas y 4 refrescos casi 20 euros. Las tapas en el centro cuestan la mitad que en este lugar. Han sido 3 empanadillas normales y dos gambas con huevo duro y mayonesa. 2 cocacolas una limonada y un zumo de naranja. No volveré a este lugar.
Nunca vas a quedar con hambre. Comida contundente aunque muy buena. Servicio amable y rápido. Un bar de barrio en el que merece la pena comer. Buenos precios y menú.
Sitio ideal para ir con niños. La comida es contundente (bocatas, tapas, pinchos, ensaladas.) los niños pueden jugar en el parque y con un vistazo los tienes controlados.
Lugar ideal para echar unas cervezas con los amigos, ver un partido, cenar o incluso desayunar. La terraza los días despejados es perfecta para tomar el sol a la vez que echas algo.
Me encanta su cocina en general, trato agradable, la cafetería es agradable mesas amplias está muy bien el acceso para sillas de ruedas también para que se coloquen en las mesas, terraza semi cerrada extraordinaria para comer, y la exterior con vistas preciosas al parque, y todo sin coches así que ideal para estar tranquilos
Buen lugar, por los niños no te preocupes que le queda un parque justo al ladito del bar, lo puedes vigilar tanto de la parte dentro del bar como de fuera.
Un lugar muy acogedor junto a un parquecito cerca del centro. Comida muy variada y de calidad, no hay viernes que me pierda el pincho de tortilla para almorzar. Las 5 estrellas no se las pongo ya que varias veces hemos tenido problemas con una camarera, recalco que con 1.ya que los demás son muy atentos y simpáticos.
Un trato desagradable por parte de una camarera rubia empañó lo que tenía que haber sido una comida familiar tranquila de fin de semana. Haces el esfuerzo económico de comer fuera de casa para tener un día tranquilo y un trato poco profesional te amarga la estancia. La comida pasable pero el trato tirante y desagradable hace que no compense volver. Que pena!
Una de las barras más surtidas y variadas de tapas de todos los bares de Zaragoza. Su terraza es el sitio ideal para tomar un vermouth al medio día. Al tener el parque en frente, tambien es un buen lugar donde hacer una parada mientras juegan los niños.
No hay nada como esperar dos horas a que te traigan las tres tapas que has pedido, con 40 minutos de espera entre tapa y tapa, y que encima al camarero no se le pueda decir nada y vaya de chulo. Pedir unas croquetas y que te digan que ya no quedan cuando las reclamas al cabo de un tiempo, es ya de otro nivel. Encima caro. ¡Lo tiene todo!
Después del cierre del quiosco del parque bruil, se ha convertido en la única opción de la zona. Los fines de semana está abarrotada y el servicio es lento. Es bastante cara en alguna de sus opciones. Está claro que, por el momento, será el único plan para los vecinos de la zona.
Raciones buenísimas, buen trato y terraza con sol eterno con vistas al parque Bruil. El precio es intermedio, muy recomendable tanto para ir con amigos, como en familia. En invierno es de los pocos sitios resguardados donde puedes tomarte una cerveza mientras disfrutas del sol.