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Hemos comido en el hostal Tastavins. La comida estaba muy buena y el servicio ha sido perfecto. El personal ha estado muy atento durante toda la comida. Todo nos ha gustado mucho, pero si algo nos ha encantado ha sido la carrillera, abundante y muy tierna, y también el flan casero. Y sobre todo la sonrisa de Felipe, el joven que atiende las mesas. Sin duda repetiremos.