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Un lugar agradable si quieres echar unas birras y comer una hamburguesa, jugar un futbolín y aguantar adolescentes, no para ir con niños menores. La comida rica y abundante, buen trato, ahora en invierno debido a lo viejo del local hace frio. Si eres joven buen sitio para empezar la noche del sábado o te coge de paso para echar un bocado. Las pizzas muy ricas
Gran Torneo de Dardos con un local espacioso y con gran ambiente sim contar con los asistentes. Unas pizzas caseras muy esmeradas y sabrosas. Limpieza adecuada y gran profesionalidad y disponibilidad del personal. Precios adecuados
Hace 15 días que acaban de abrir los nuevos dueños. Todavía no tienen carta física, ni QR, por lo que la camarera te canta las opciones sin mucha precisión y sin saber los precios. (Quizá una pizarra grande en la pared sería una opción transitoria sencilla y más que suficiente). Todavía no ofrecen postres. La limpieza deja bastante que desear y el local está igual que con el anterior dueño, así que da una sensación general bastante decadente siendo que acaban de empezar y que lo que esperas como cliente es un enfoque fresco, renovado y con una oferta gastronómica algo apetecible. De momento tienen hamburguesas, pizzas, pasta, y una sóla ensalada que lleva lechuga, frutos secos y rulo de cabra. Esa es la carta. Pedimos dos hamburguesas (pasables), una caña y un botellín de agua = 23€. Calidad-precio desproporcionada. Falta gusto, ilusión y profesionalidad.
Bar/billares de barrio que han perdido su gracia y encanto con el cambio de dueños.
Música regueton-latina que no te deja jugar tranquilo o relajarte. Iluminación de neon fria digna de un tanatorio.
Los camareros parecen que están ahi mas para estar pasando entre ellos que atenderte. El único futbolín que han dejado (antes habia dos o tres) está apenas iluminado.