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De la parte deportiva no hablo por descocerla. Me refiero al bar de las instalaciones. Tiene una terraza mu cómoda y con los juegos para niños a la vista. Si tienes la suerte de no ser el que conduce pide un porrón de cerveza (se sirve en porrón) sola o con limón, y unas cortezas. Hace dos meses que estuve y lo recuerdo con mucho agrado. Y a los amigos que me llevaron.
Una pena, que no tengan ganas de trabajar, no quieren dar de comer o cenar aún teniendo mesas libres. Priorizan poder cerrar antes a los clientes, y no hablo de horas desorbitadas. Raciones muy pobres para el precio. Me parece una vergüenza que tengas que rogar que te atiendan en un sitio donde vas pshando y no barato precisamente.
Sorprendente. Paramos a hacer unas tapas y no podíamos para de pedir cosas. Todo estaba buenísimo. Felicitamos al cocinero varias veces. Cuando monten una franquicia en Barcelona, seremos sus mejores clientes. Espectaculares las croquetas de jamón y las tiras de pollo con curry.
Fuimos con la familia a comer allí por recomendación de unos amigos. La comida y los jóvenes que trabajan por allí es lo único que se salva. La propietaria de mal humor, muy borde y contándole sus penas a los clientes sin dejarles hablar. De los clientes. Mejor ni hablar: un señor muy sucio que olía mal diciendo burradas sobre la caza, los ecologistas, haciendo apología del franquismo. Si queréis vivir 60 años atrás, éste es vuestro bar