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Comimos tomates secos, callos, carrilleras con salsa de boletus, tarta de frixuelos y tarta de queso, todo excelente, hasta el café. El trato, familiar. El ambiente, acogedor y agradable. Todo de 10/10.
De los mejores callos de Asturias en un restaurante con mucho encanto a un paso de Oviedo. El resto de la carta no desmerece y los postres son grandes para chuparse los dedos. Hay que pasar por la cocina para llegar al comedor donde te atenderán rápidamente y con gran amabilidad.
Espectacular la atención del personal y la comida. Vengo de Córdoba a Asturias y este lugar de comida, de lo mejor que hemos visitado junto con los paisajes. Gracias
Nos ha gustado mucho, éramos 4 personas y no hemos podido evitar picar de cada uno de los platos, las cebollas rellenas estaban buenísimas, el rabo de toro no tenía despercidicio y les fabes, espectaculares con su compango! El detalle que tuvieron con mi abuelo de 100 años que quería galletas y le dieron un paquete de las que le gustan con café, estuvieron muy pendientes de que estuviéramos a gusto, muy DETALLISTAS y AMABLES, los postres fabulosos, probamos tarta de frixuelos y tarta de queso, se nota que todo está hecho con MUCHO MIMO, gracias por la experiencia, repetiremos!
Cada vez que voy, me siento en casa. Comida deliciosa, ambiente súper acogedor y relajante y las tertulias post comida con Tere lo mejor. Vamos, como en casa.
Lo que comimos estaba bueno, sin más, pero las raciones son bastante pequeñas, escasas. Marchamos con hambre a pesar de pagar 35 euros por cabeza y una sensación de desencanto con el sitio después de haber acudido con otras expectativas.
Un restaurante de diez no, de veinte, la comida buenísima, el trato excelente la tarta de queso y arroz con leche superior, la guisandera y la hija siempre con una sonrisa que eso es de agradecer. Volveremos y recomendáremos con toda seguridad.
Toda una sorpresa su interior, decorado con buen gusto, el paso por la cocina para acceder al comedor es toda una declaración de la calidad que van a servir.
Es difici encontrar un equilibrio entre estar "en casa" y soñar con "el país de las maravillas". Ese equilibrio es el Bar Camacho, donde Tere, no solo a los fogones sino a los mandos de todo, llena de calidad y calidez su casa.
No puedo, no tengo más que palabras de agradecimiento para su trato, inmejorable y personal, preocupándose en todo momento del bienestar de sus amigos (te sientes asi y no como un cliente).
De la comida, poco se puede decir. No pudimos hacer fotos porque eran tan irresistibles los platos que no tuvimos la paciencia de esperar.
Disfrutamos del cabrito, del picadillo, del bacalao y de un bonito fuera de carta excepcional.
Cómo guinda sus postres, un escándalo. Se nos quedó pendiente la tarta de chocolate, cuyo aspecto era magnífico y disfrutamos de las de nuez, frixuelos y arroz con leche y queso.
Es uno de esos lugares en los que sales pensando en lo que vas a pedir la próxima vez, porque sabes que no habrá una más sino muchas y ya estás deseando volver.
Todo allí está cuidado, desde la magnífica atención hasta la comida, pasando por una decoración preciosa. Detalles como la vajilla, el piano, la alacena convierten el lugar en un todo armónico y hipnótico.
Gracias por todo. No es que vayamos a volver es que no nos vamos.
Gente agradable, una cocina muy guay, tiene variedad de platos y todo estupendo. Zamburiñas muy ricas y las cebollas estaban bien, yo las pedí de bonito. Pedimos demás platos y todo estaba la tortilla que te ponen como pinchoteo mientras esperas por la comida esta muy rica
Muy buen ejemplo de lo que es la cultura gastronómica asturiana. Sabores de siempre, donde lo principal es el producto. En casas de comida como está, es donde se puede mostrar a los que vienen, como es nuestra cocina: magnífica.
Esperábamos más, las expectativas no se cumplieron. Los callos, dejan mucho que desear, tan sólo cumplen una de las tres P (pequeños) y, en este caso se pasaron un pelin, no recomiendo, no fue un acierto. Aparencias que no corresponden con el lugar
Me he ido sorprendido con la calidad de comida. El sitio por fuera parece un chigre pero nada más cruzar la puerta parece que cambias de nivel. Los mejores callos que he comido. Probé también calamares en tinta y pitu que la verdad que a cual mejor les felicito
Fuimos a comer dos parejas en domingo. Los cuatro salimos encantados. La comida brutal, cocina tradicional. El sitio muy agradable, con mucho silencio, y el personal muy educado. Un sitio al que volveremos sin duda.
Muy rico todo.la fabada, las cebollas rellenas, el picadillo y los escalopines.asi como la ensalada, los postres d muerte.la atencion muy buena y el local con encanto.precio acorde con la materia prima
Lo conocía de hace 8 años, sigue estando muy bien, aunque he de reconocer que me gustó más en nuestra primera visita. Las raciones estuvieron bien, no tan abundantes como en aquella ocasión. Pedimos un menú 11€ que constaba de pote asturiano y albóndigas caseras, las dos cosas muy ricas, de postre yogur aromatizado, y una fabada con su compango (ahí es donde hemos encontrado diferencia, menos cantidad, rica, sin mas) y pastel de puerro muy bueno, sobre el postre, la tarta de queso rellena de arroz con leche pues a ver, por separado bien, tarta de queso con azúcar caramelizada por encima para mí gusto demasiado densa, cuajada, está sobre una base de galleta de nueces muy rica, y el relleno de arroz con leche pues si me hubiera puesto el cuenco de arroz mejor. Pedimos para llevar callos y cebollas rellenas de atún, las dos cosas ya las habíamos probado con anterioridad y nos encantaron, de momento, no puedo opinar pues no le ha llegado el turno. Antes bar de pueblo con restaurante, ahora reconvertido en restaurante todo él, eso sí, con el mismo encanto pasando por una impoluta cocina
It looks like a dive on the outside, and inside the same but clean and friendly. You walk through the kitchen from the bar to the dining room so you know it is clean! The food aroma is heavenly, and the dishes not tricked up and pretty, just delicious. A true family restaurant cooking old-style Asturian specialties for locals. You'll love it. And you'll be the only tourists there.
En un bar con tradición y muchos años de Buen hacer podrás disfrutar de una Excelente comida. Excelente decoración con dos comedores y un ambiente hogareño y agradable donde la amabilidad es lo habitual. Clásico de la zona donde nunca fallarás instalaciones con gusto manteniendo la tradición del lugar. Conviene reservar. Lo peor el aparcamiento
Un restaurante con muchísimo encanto, una comida magnifica, un servicio maravilloso y un precio asequible. Merece la pena ir a degustar sus platos y disfrutar de su "sabor", (tanto en comida como en encanto). ¡ Anímo a ir a su restaurante sin dudar!
Equilibrio: Atención, decoración, mantel. Comida casera pero de una casa (nunca se aclara esto) en la que se come bien. Probamos parte de la carta - cebollas, papel puerros, calamares, manos de cerdo, rollo de bonito y tres postres, todo notable. Volveremos, claro que si, con gusto, a seguir probando para reafirmar Bar Camacho como una opción muy notable. No abundan sitios así.
Sitio acogedor. Las cebollas increíbles pero hay que reconocer que la cantidad es muy escasa y otra cosa que no nos gusto nada es que pedimos unos huevos trufados y que menos que estuviera bien frito y no tuviera la yema totalmente cuajada. Creo que hay sitios que por el mismo precio te ofrecen la misma calidad y más cantidad.
Lo primero que no me gustó es que los platos tenían el tamaño de platos de postre. Puede ser una estrategia bastante buena para perder peso pero no para comer en un restaurante. El local está decorado de forma muy acogedora. De lo que comimos, las cebollas muy ricas. Las setas de las carrilleras con boletus son setas de cultivo. De boletus, en todo caso será la salsa. Los huevos trufados mal fritos y había mas trufa en el borde del plato q sobre los huevos, no les aportaba nada. El postre creo recordar que era una fusión de tarte de queso y arroz con leche, ni fu ni fa. Las raciones raquíticas para el precio de las mismas. No creo que vuelva, no me compensa el paseo en coche.
Es un bar de pueblo muy pequeño con una cocina casera buenísima, tiene un pequeño salón con 10 mesas aproximadamente y otras tres o cuatro mesas en el bar, recomendable cualquier comida de las abuelas, en ésta ocasión hemos comido garbanzos con bacalao y espinacas de primer plato, típico en Oviedo el 19 de octubre que se celebra el desarme y callos asturianos, cualquier plato excelente.
Una casa repleta de encanto, pasar por la cocina para llegar a tu mesa, ya te dice lo que vas a comer y lo que vas a disfrutar. Pequeño coqueto comedor, un trato muy amable y una carta para pedirlo todo. Cocina tradicional asturiana, lo de siempre, donde se guisa, de lo rico. Callos, cebollas rellenas, pastel de puerros, bonito en rollo (en temporada), y mucho más. Postres caseros y buenos vinos. Genial
No lo conocia gastronómicamente a pesar de estar a 5 km de casa. Todo genial y muy rico, comida casera, los callos, los calamares, morcilla matachana riquísimo todo, regado con un tinto Ribera del Duero. Postres caseros. Tienen comedor pequeño en la entrada pero es un lugar acogedor, tambien tienen una terraza para comer en el exterior si hace buen tiempo. Muy recomendable. Repetiremos seguro.
Lugar con mucho encanto, decoración cuidada, música y ambiente muy agradable, comida casera muy rica y trato muy bueno. Muy recomendable, lugar tranquilo y muy buena relación calidad-precio. La fabada y los callos están buenísimos.
Un sitio estupendo! Lo ves por fuera y parece un bar de cualquier pueblo, pero por dentro, es muy coqueto, y la comida de 10, no había comido unas cebollas rellenas, tan buenísimas, todo estupendo, incluida la atención
Comedor pequeño pero muy acogedor su acceso es a través de los fogones, pescados carnes y demás de primera calidad muy bien elaborados, hay que llamar antes y yo me encontré muy cómodo.
Es un sitio algo pequeño, pero muy limpio y agradable. La comida es casera. Especialmente recomendable son los callos y el cabrito con patatinos. No hay una gran carta de postres, pero los 3 o 4que hay son caseros y se nota por el buen sabor y aspecto.
Pequeño restaurante rodeado de mucho misterio y supuestamente cocina familiar. Ni la cocina ni el establecimiento reunen condiciones para cobrar como cobran, simplemente un sitio pintoresco
La comida excelente en calidad y elaboración. El servicio muy bueno. El sitio decorado "a su estilo", pero muy simpático el ambiente. Si hay que poner un pero. "que no vale para bajar puntos", es la cantidad respecto del precio para ser Asturias. En todo caso, para mi es un sitio a tener en cuenta
Sitio pequeño y con encanto, con una cocina espectacular! Muy buena relación calidad-precio. Raciones abundantes. Muy buenos guisos y postres caseros. Muy recomendable!
Un lugar con encanto, reconvertido en 3 zonas diferentes: el antiguo bar, la parte d atrás, pasando al lado d la cocina y una pequeña terraza. Una decoración muy chula con detalles infinitos y antiguos. Cocina tradicional muy sabrosa y digestiva. Con aparcamiento. Muy recomendable
Al entrar reconoces un lugar acogedor, con una mimada decoración, pero todo esto lo empaña, tanto las raciones como la poca sensibilidad de sus dueños. Un paté de cabracho "dulce", una ensalada de cecina y queso de cabra, que ni presentación tenía. La poca lechuga que venía debajo de la cecina era vinagre puro, la tabla de quesos, no dejan de ser quesos, pero al igual que el resto era escaso. Y las carrilleras, si estaban buenas, aunque las he comido mejores. Indudablemente, no repetiremos. Aaa! A las 14: 00horas, ya no les quedaba menú del día, sorprendentemente.
Es un lugar muy acogedor, con mucho gusto en la decoración, la comida es excelente, siempre que voy salgo encantada de todos sus platos. El trato es encantador. Si quieres quedar bien con tu pareja, amigos o compromisos, es sitio seguro de acertar. Muyyy recomendable.
Gente maravillosa, ambiente familiar y atentisimos. De la cocina, excelente, para mí les cebolles rellenes de bonito que son unas felicidad poder comerlas, y no digamos de los callos, siempre con esa salsina que intenta pegarse a los labios y la textura de los callos perfecta (para mí y a los amigos que lleve, todos han vuelto o quieren volver), los otras platos muy buenos y los postres, una perdición. Los precios, relación calidad, servicio muy buenos No