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Despues de terminar la visita a la mina comimos una fabada buenísima un menu muy bueno económico y cantidad un buen servicio de l@s camarer@s y un decoracion digna a una mina NOS ENCANTO
Un sitio donde no volvería, música altísima, servicio lento, precio menú 2 personas 50 euros……. La comida mala, tarta de la abuela seca, el cabrito duro y las alubias grasientas y recalentadas, y por eso 50 euros.
Comimos durante la visita al Eco Museo Minero, con 2 niños. El restaurante nos sorprendió por su original decoración. El ambiente es familiar, siempre muy atentos. La comida es casera, en gran cantidad, sencilla y muy rica. El precio es económico. Justo en frente hay un parque infantil.
Estuvimos el viernes comiendo, 25 euros el menú. De primero fabada. Increíble el sabor y la cantidad. Para dos adultos nos pusieron una fuente abundante y dos trozos de compango para cada uno (chorizo, morcilla y tocino). De nuevo decir que estaba espectacular. De segundo bacalao con pisto y plato parrillero (costillas, criollo y patatas). Todo muy bueno. Postres caseros. Para el peque, un plato infantil que eran dos lonchas de lomo, patatas y huevo, también muy abundante. La atención muy buena y muy agradables en todo momento. Un lugar muy bonito con amplia terraza (al sol) y otra interior. Desde luego un lugar al que merece la pena volver.
El lugar tiene encanto, y la comida no está mal, pero el precio es excesivo para el tamaño de las raciones. Tomamos un menú de festivo que nos costó 25€ por persona. Lo mejor del mismo era la fabada y aún así iba escasa de compango, solo un trozo de cada cosa (chorizo, morcilla y tocino) por cabeza. El entrante (pastel de pescado) estaba duro y el segundo plato (cabrito) tenía piezas con la carne dura que nos dejamos sin comer. Las raciones, salvo la fabada, eran escasas. Los postres sí estaban buenos y eran caseros, lo que es un punto a favor.
Se come de lujo, comida casera. Menú de fin de semana 18 euros persona. Trato muy cercano y familiar. El entorno una pasada, se aparca bien. Todo perfecto! Repetiremos seguro!
La comida ha sido fantástica, nos pedimos el menú y había comida de sobra para todos. Es un lugar auténtico, con gente auténtica, con decoración auténtica y con comida casera.
La comida muy buena, se nota que es casera. Lo malo fue que la camarera estaba sola para atender dentro y fuera y se la veía desbordada de trabajo, no abarcaba. Por lo que el servicio fue algo lento. Evidentemente no era su culpa. Hizo lo que pudo. Volvería!
Es difícil clasificar el lugar porque es un negocio único. El paraje donde se ubica es excepcional, junto a uno de los pozos mineros más bonitos de Asturias (destino final del tren turístico que adentra a los visitantes en las entrañas de la tierra), rodeado de montañas vestidas de rabioso verde, con un paisanaje típico asturiano (noble y amable). El trato de los gerentes y empleados es perfecto. Cuenta con una carta muy completa con productos asturianos de calidad y cuidada elaboración. De precio normal. Además ofrece carnes a " La estaca " y a la parrilla y Cuenta con un buen local (con buena música en directo los fines de semana) y dos terrazas donde se acumulan infinidad de enseres dignos del mejor museo etnográfico sobre la mina y la tierra asturianas. Conste que no tengo absolutamente ninguna relación con el establecimiento más allá de haberlo visitado un par de veces, pero desata pasiones. Mi recomendación es: tomar el tren del ecomuseo del Samuño y pararse a comer o cenar en este negocio, con la certeza de encontrarse en un lugar único. Un 10 en todo.
Lugar pintoresco con muchos recuerdos de la mina, personal muy atento y rápido, apenas esperamos para comer, nos sirvieron rapidísimo, la camarera muy amable, trasmitia alegría, la comida muy muy rica, pedimos una tabla de carne, con pollo, churrasco de cerdo y ternera, chorizo criollo sin especiar, (no repite), chorizo rojo, levemente picante, roti de pavo, y antes habíamos comido una fabada muy rica, con Postres y café y las bebidas nos cobraron 69 €, para volver otro dia, éramos 4 y ninguno se marcho con hambre
Si visitas el museo valle de Samuño no dudes en comer aquí, el trato es familiar y la comida excelente. Nosotros comimos un menú con comida abundante y nos sentimos como en casa. Recomendable 100%
Si visitas el Ecomuseo Minero de Samuño, visita obligatoria al Chigre de Xuaquina. (Chigre en Asturias es sinónimo de Bar o Taberna). Unas "fabes" asturianas impresionantes, de segundo "Pitu" una especie de pollo de Corral, pero todavía más casero. Parecía que comías un entrecot.
El trato personalizado y muy amable y el lugar de lo más pintoresco.
Tras la visita al Ecomuseo, menú del día en el Chigre de Xuaquina, nada más que regular de calidad. Las dos camareras que atienden mesas son como la noche y el día, una encantadora y superamable, la otra.en fin.
Cabrito espectacular. Quizás la atención de una de las camareras podría ser algo mejor. La dueña o cocinera un encanto. Los paisanos y paisanas del bar muy majos tb. Sitio muy recomendable y buen precio. Paisaje precioso junto al Museo de la minería
Un restaurante genial, la comida muy buena y casera la cocinera muy buena y muy agradable la camarera genial vamos lo recomiendo y la terraza y el interior muy bonito