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5 estrellas bien merecidas, tanto por la casa, que además de cómoda está decorada muy bien, como por Mel, un anfitrión estupendo y muy amable. Pasamos un fin de semana dos familias con niños y quedamos encantados.
Es una casa de ensueño con toda clase de detalles y con unas vistas maravillosas donde se respira la paz. Un lugar único para recargar las pilas rodeada de naturaleza, prados, maizales, montañas, vacas, hortensias, Está muy bien ubicada tanto por su cercanía a los mejores lugares y playas de la zona como por su situación apartada del bullicio. A 5 min paseos y vistas a Luarca y sus acantilados. Muy recomendable bajar andando a Luarca por la zona de la ermita, es un paseo precioso. Me encanta de esta casa la combinación del estilo rural que mantiene la esencia de su origen como lagar, así como la perfecta rehabilitación que hace sentirte cómodo y como en casa. Destacaría el excelente anfitrión que es Mel y toda su encantadora familia, se desviven por generan una experiencia innolvidable con su amabilidad y toda clase de detalles. Sin duda volveremos, la próxima vez buscando una escapada en invierno para disfrutar de más tiempo para estar dentro de la casa y poder encender esa maravillosa chimenea. Hasta pronto. Laura
Gracias Mel por tu hospitalidad. Tienes una casa maravillosa que se descubre poco a poco, llena de detalles. Su localización lo tiene todo: respiras silencio pero está perfectamente comunicada. Los niños han disfrutado mucho del jardín, el hórreo, las vacas. Ha superado nuestras expectativas. Volveremos!
Excelente lugar Tranquilo, vista sobre los campos. Y no muy lejos de Luarca. Casa superior, antigua pero reformada con mucho gusto. El dueño es súper acogedor. Pasamos 4 días maravillosos. Gracias
Es cómodo, muy bien situado, sin duda es un lugar para repetir, un antiguo lagar Asturiano, adaptado y con todo lo necesario para pasar unos días estupendos en Luarca.
Impecable y acogedor. Puesto al detalle. La chimenea hace que sea muy cálido. Encargamos comida en la casa y nos prepararon diferentes platos asturianos impresionantes. Repetiremos seguro
Un lugar con mucho encanto donde desconectar y disfrutar de la naturaleza desde sus montes, la playa o simplemente con su gente y su magnífica gastronomía. Una experiencia única. ¡Volveremos pronto!
La casa es brutal y Mel, como anfitrión, un crack. Nos recibió casi de madrugada a mesa puesta con cena asturianina de nivel, velas y flores con buen gusto y sin ser cursi, un equipo de música de primera y cerveza bien fría. Qué decir de la sidra y del escanciado que tienen, que por algo es un lagar. Al día siguiente nos había traído desayuno estupendo de la mejor pastelería de Luarca y disfrutamos también de la piscina.
Muy cómodos los cuartos, todos con baño, están genial, las vistas al monte que tienen y al jardín. La parte de abajo es muy acogedora, con la chimenea, la música, el porche, las vistas… un diez, impecable por dentro y por fuera.