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Un lugar con encanto. El entorno tranquilo. La señora de la recepción es un amor. Me enseño rutas y me salvo la vida hechandome aceite de coche, así pude seguir investigando sitios secretos de la zona
Estoy encantado con este lugar, ya van 3 veces que voy y la atención es afectiva y muy profesional por parte de todo el personal. El dueño se queda hablando contigo para explicarte cómo hacen los platos del restaurante.
Solo pasamos una noche pero fue suficiente para sentirnos como en casa. A destacar el maravilloso trato por parte del personal tanto de la chica que nos atendió en la recepción, como la camarera del restaurante que fue UN ENCANTO como el que creo es el dueño, super simpático y atento. La comida ESPECTACULAR además de buen precio y las habitaciones limpísimas. Nos encantó tanto el sitio, como el ambiente, la comida, las instalaciones y el personal. Volveremos.
Mis padres y sus amigos en este caso, en total un grupo de diez personas, estuvieron cinco días disfrutando de Ponga y alrededores, así como del hotel. Todo fenomenal. Vinieron encantados y con muchas ganas de volver. Las aguas termales una sorpresa muy agradable y la poza del río genial para un chapuzón después de las caminatas por los montes de Ponga.
Mis familiares estuvieron alojados en el hotel y reservaron para ir todos juntos a las aguas termales. Cuando llegamos, después de conducir desde nuestro alojamiento hasta allí únicamente para ello, el dueño nos dice con un tono prepotente que solo pueden entrar aquellos que se alojaran allí y que estaba todo completo, cuando se les advirtió que íbamos gente fuera de allí e incluso los propios trabajadores en su momento informaron a mis familiares que no había absolutamente nadie en las aguas y no había ningún tipo de problema en que fuéramos. Sin lugar a dudas no recomiendo este lugar, si el dueño es así no quiero imaginar cómo será pasar toda una estancia allí.
Me da pena poner esta puntuación porque la atención recibida por parte de Beatriz y Claudia (camarera desayunos) fue EXCELENTE, pero creemos que todo ese trabajazo por parte de ellas a cara al público se lo carga el "dueño" que anda por allí realizando varias labores que le implican en recibir a gente así como atender en barra, lo hace con desgana y con tono despectivo, se va a cargar el negocio el solo, mientras otros trabajan con una sonrisa, debería aprender de las mujeres.
Ah y si lees esto, puedes evolucionar, aprender idiomas y no tener un pensamiento de hace 3mil años atrás
Fuimos a comer el menú de las jornadas del Alto sella, y la experiencia ha sido bastante neutra, la comida no estaba mal pero no repetiriamos, quizás este bueno para los turistas pero no para gente de la zona que estamos acostumbrados a comer la comida típica de la región
Nos engañaron. Nos dijeron que estaba estropeada la piscina, y cuando nos íbamos al coche, vemos que viene una pareja de la piscina con el pelo mojado. Les pregúntanos y venían de la piscina. La dueña nos mintió y le había dado nuestra hora a otras personas. Subimos desde Nueva de Llanes sólo para que los críos se bañaran en la piscina con los amigos. Una vergüenza de gestión.
Un lugar magnífico para el descanso en un entorno de montañas de una belleza impresionante. Y unos anfitriones amables y diligentes. Totalmente recomendable.
Todo genial entorno maravilloso trato familiar estupendo por parte de dueños y trabajadores aguas termales y sauna muy limpio y recomendable para desconectar y quitar estrés habitaciones geniales buenos colchones dormir tranquilos y solo se oye el río en fin volveremos
El trato del personal, en nuestro caso, muy poco agradable (parece que si no estás alojado en el hotel, eres usuario de segunda clase.). La piscina termal está muy descuidada y la instalación muy sucia, nada que ver con las fotos publicadas en su página web.
El entorno es increíble, pero hay que tener en cuenta que el pueblo más cercano para comprar o echar gasolina o lo que sea está a 30 minutos. Un trato muy amable y muy cercano, son personas encantadoras pero la verdad que reservamos una habitación con vistas a la montaña y las vistas eran a la caseta del perro, a parte las camas eran incomodisimas, deberían invertir en ello ya que por muy bien que esté el hotel si el colchón tiene más años que yo pues muy bien no descansas…
El hotel está un poco alejado de todo, y por la situación en la que nos encontramos del covid no se podía acceder a las aguas termales, que creo que es le encanto de ese hotel. Cómo llegamos a eso de las 21: 00 horas de la noche no tuvieron tiempo de atendernos porque estaban con las cenas. Por lo demás todo correcto la habitación limpia pequeñita y sin televisión pero limpia y el Wi-Fi llegaba bastante mal. Quizás es porque no era lo que nosotros íbamos buscando
Por fin encuentro una cocina donde se usan patatas agrias especiales para hacer las patatas fritas. Una esquisitez para acompañar a una cocina exquisita. Muy recomendable para comer disfrutando de lo que comes sin pretensiones extrañas ni meriñaques añadidos. Y del sitio. Paraíso natural. Enhorabuena por tan extraordinario y sencilla cocina.
Enclavado en un lugar idílico, al lado del río y entre montañas. Hemos comido mi pareja y yo con nuestra perra y no ha podido dejarnos mejores sensaciones. Unas fabes con almejas que quitan el sentido y albóndigas de carne de venado que son impresionantes. La atención exquisita. Si venís por Ponga no dejéis de visitarlos.
Lugar mágico en Ponga, se come de maravilla, todo casero y buenísimo. Mención especial para NEREA, nos atendió de maravilla preocupándose, recomendando y buscando en todo momento nuestro bienestar.
Acogedor y tranquilo restaurante. Camareras muy simpáticas. La sopa de gallina es excelente. También el entrecot y una tarta de queso maravillosa y casera! El entorno es idílico.
Hotel muy bonito y ubicado en el medio del parque natural de Ponga. Habitaciones bonitas y limpias, camas cómodas, restaurante rico, personal muy amable y atento, desayuno abundante, ubicación perfecta.es el segundo año que alojamos en este sitio y volveremos seguramente. 100% recomendable.
La habitación no está mal, la cena excelente, incluyendo la atención del personal.lo que esta de pena es el "spa". No se como llamarlo.en un estado penoso.y es una lástima, por que esta en un sitio privilegiado.
Esta en un entorno geológicamente interesantísimo, con dos río salvajes que la abrazan con un puente que los cruza y accede a un área recreativa cuidada y con todos los atractivos, con su inusitado balneario incrustado en la propia roca con tres manantiales a diferente temperatura, de aguas terapéuticas.con caminos para recorrer siguiendo el precioso y salvaje río hasta Taranes y la alta montaña, y a valle moru, un pueblo abandonado hace años por su inaccesibilidad y que ahora hace las delicias de los caminantes más aventureros.pero sobre todo me gusta por el cuidado, la limpieza, la deliciosa decoración, las flores que engalanan todo el entorno gracias a los cuidados de Nieves, su excelente comida casera, de productos de la tierra, y por el trato que dispensan desde hace más de treinta años Nieves y Jorge siempre con su perpetua sonrisa, profesionalidad y calidez en su trato. Lo recomiendo porque se que cumplirán con creces las expectativas de los clientes más exigentes. Todo aquí está envuelto por la naturaleza, el agua y la calidez de Nieves y Jorge. Ponga condensa la exuberancia y la belleza de la naturaleza asturiana y su gente, la tradición y la dureza de la vida sometida a la disciplina de esa naturaleza.
Decidí dar una sorpresa a mi pareja por nuestro aniversario en esta casona, precioso lugar enclavado en el Concejo de Ponga, naturaleza y tranquilidad en todo su explendor, Txamin su propietario nos hizo sentir como en casa, buena cocina local maridada con una excelente sidra de producción limitada, además posee una piscina termal que disfrutamos los tres días que te hacen sentir como nuevo, relación calidad precio muy buena, tal que ya estamos planeando volver.
Cómo describir tantas sensaciones absolutamente maravillosas, el marco es incomparable donde te sientes abrumado pero a la vez arropado por la majestuosidad de los picos, y el sonido relajante del río en su descenso. Los baños termales de los q dispone no sólo resultan terapéuticos sino q te trasladan a una experiencia única con quien te acompaña. El personal del hotel te hace sentir especial, querido y a la vez te instruye de su cultura y las infinitas posibilidades de su entorno. Al frente del hotel, Xamin, no sólo podría considerarlo un amigo ya, sino q además es uno de los mejores cocineros q he conocido, (y os puedo asegurar q he conocido muy buenos) y q hizo q mi pareja y yo pudiéramos disfrutar seguramente de la mejor cena de nuestras vidas, fue majestuoso, podría estar describiendo mi estancia horas y disfrutaría recordando cada sg, pero si os gusta la exquisitez en todos sus ámbitos, no os perdáis una experiencia q haréis inolvidable, id a vivirlo.
La ubicación es excelente, es una verdadera puerta al Parque Natural de Ponga. Las habitaciones son para pernoctar, sin más. El restaurante es muy caro para lo que suele haber por la zona, independientemente de la calidad (Huevos rotos por 12€). El desayuno si madrugas para ir a hacer alguna ruta, se deja en recepción con un termo de café y pastelería industrial. Lo mejor, a parte de la ubicación el trato del personal, muy amable.
Espectacular sitio y la atención cinco estrellas. De verdad totalmente recomendable. El enclave es idílico y el calor humano sin comparación. Nos encantó. Repetiremos