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Bastante bien.aunque ibamos con prisa y no pudimos deleitarnos tranquilamente con cada plato.pero recuerdo u pulpo espectácular, asi como las croquetas. El presonal muy amable y rapidísimo.
Se trata de un sitio mas bien sucio, la mesa tenia ceniza y los platos no estaban del todo limpios. Por no hablar de la cocinera fumando en la cocina en mitad del servicio… La sidra malísima y la comida regular.
Restaurante muy sucio, al andar te pegas en el suelo, sillas, baño.terrible. Comida mala, lacón seco, el raxo seco igual que comer corcho. Pésimo es quedarse corto, una inspección de sanidad necesita.
Pedimos pulpo con queso de tetilla y cachopo de cecina con queso de cabra, espectaculares. Todo acompañado de 4 hogazas enormes de pan artesanal esponjoso. El cachopo lo cocina sin aceite y es menos pesado, la carne es suave y de calidad y el queso le da mucha personalidad. La atención muy cercana y el sitio muy agradable. Las tartas tenían una pinta muy buena pero no teníamos sitio ni para el café!
Meu! Si lees esto, yo soy de Sigüeiro, di aquí por casualidad, pero dios comida gallega 0, o tipo ese da barra me puso vino Ribeiro, rebajado con agua, que eso en vez de vino es auga Sousas. Mal todo MAL, igual pa los madrileños vale
No ha estado mal. Es un lugar pintoresco, con muchos detallitos y aspecto antiguo. Hemos comido un menú de dos y muy contentos. Cargan un poco en el pimentón pero te acostumbras. En el postre la chica nos puso un poco de todas las tartas para probar, buen detalle por su parte. Hemos comido muy bien.
No nos gustó. Con la puerta de la calle abierta entran moscas que se posan en tu cara y en los platos que te estas comiendo. Pedí jabón para el baño para lavarme las manos y me dijeron que el jabón estaba caro. Al final me dio un bote de mistol de la cocina. La comida muy bien preparada pero tiene estos inconvenientes que digo. No volveremos más.
Pedimos el menú de raxo, pimientos, pulpo, cachelos, lacón para 4 personas por 80€ (que también incluía bebida y postre/café para los 4). Todo muy bueno, la atención buena también. Fue una decisión de última hora y salimos muy contentos del restaurante. Recomendable!
Conciso con conceptos claros y con una calidad en su propuesta culinaria excepcional. El trato y las recomendaciones ofrecidas por el propietario una maravilla. La sidra excelente y a la temperatura perfecta. Obligada visita a partir de ahora y que no podéis dejar de visitar
Lugar sencillo en Langreo donde sin mucha parafernalia te indican sus expecialidades. Lo regentan un matrimonio, ella cocina y él atiende las mesas. Una maravilla. Todo casero. Pulpo a la gallega, lacón y patatas, pimientos. Todo muy sencillo pero espectacular. Nos atendieron fenomenal.
Ideal para visitar con niños o adultos.un recorrido en tren muy educativo y divertido. Bajas a una auténtica mina. Es muy tranquilo. Y te enseñan la auténtica vida de los mineros. Merece la pena visitar el interior de los edificios. Se puede comer en la aldea. Hay que fijarse en los horarios porque el tren tiene unos de ida y otros de vuelta pero también se puede hacer la vuelta andando y conocer algo más la zona, no es largo y es cuesta abajo.
La comida buenísima, raciones abundantes, muy buena relación calidad-precio y el camarero hace una sangría de ribeiro espectacular, para repetir sin duda!
La experiencia fue nefasta: servicio lento, un comensal cuyo plato hubo que pedir 90 veces, el camarero te atiende a voces, la televisión a 900000 decibelios, la mesa llena de migas y la comida en si, del montón total. Yo no quería comer ahí, y en cuanto pude me fui. Duele gastarse 25 o 30 euros así, la verdad. Lo siento pero en mi caso fue lo que sucedió.
Hoy hemos ido un grupo a comer y a todos sin excepcion nos ha gustado mucho. El pulpo estaba en su punto y el cachopo de pulpo y gambas inmejorable. Calidad, buen precio y trato muy agradable.repetiremos sin duda, lo recomiendo a todos que le guste la buena comida casera
Estaba todo un poco soso y parecía hecho con desgana y a la carrera, el camarero se quiso pasar de listo al confundir una tapa y traer otra echando la culpa al cliente. Bueno, igual fue una mala experiencia y habría que dar otra oportunidad.