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Mi baja puntuación es debido a que hemos pedido unas Zamburiñas y le he preguntado específicamente si eran Zamburiñas o Vieiras del Pacífico y me ha afirmado con seguridad que eran Zamburiñas, y cual ha sido nuestra sorpresa cuando nos las han traido y eran Vieiras del Pacífico, y encima duras y mal cocinadas. No me gusta que intenten reirse de mí y me he sentido engañada. No recomendable.
La ubicación buena en el mismo puerto, la comida buena sin más, el servicio malísimo, es como si les fastidiara atender a sus clientes. No volvería más!
No pidáis pulpo porque es todo recalentado muy mala esperiencia por mi parte ahh y los calamares frescos son rabas y de frescos nada no vuelvo ni borracha, eso sí uno de los camareros es majísimo eso valió la pena.
Comida cara para lo que es. Salimos decepcionados tanto con el menu como con la comida de carta. El servicio muy justo también. Lo unico bueno, la localizacion.
La salsa marinera de los mejillones se notaba "engordada" con harina, pero los chipirones fritos estaban de lujo. Tienen tercios de cerveza Mahou Clásica.
Empezaré por lo bueno, que es su ubicación. La comida no vale lo que cuesta. Pedimos una ración de calamares frescos, pero de frescos tenían más bien poco. Los langostinos a la plancha, tampoco nos encantaron. La ensalada eran 4 tristes hojas de lechuga y un tomate con cebolla, que salió de segundo plato porque lo recordamos, sino a lo mejor nos lo ponen de postre. Los precios ya eran altos en la carta, pero en la cuenta, además te añaden el IVA (sin previo aviso) y 50 céntimos más por ración simplemente por estar en la terraza. Todo salió muy lento. Con una botella de agua de 50cl y sin postres ni café, 22€ por cabeza. Nos sentimos estafadas.
Lo que nos ha pasado hoy, lo siento pero es de vergüenza. Hemos visitado varías veces este restaurante. Si es verdad que de una temporada para aquí hemos notado bajada de calidad, pero bueno. Hoy hemos pedido una paella de marisco, íbamos mi marido y yo y la nena de 4 años. Según nos la pusieron y metí el cucharón me vino un olor fétido. Me seguí echando pensando lógicamente que no venía de la paellera. Probé el arroz confiada y estaba rico. Me volvió a venir el olor y disimuladamente empecé a oler los mejillones, las andaricas etc, todo es bien… Mi marido que tiene cero olfato me dice que a él también le huele algo mal. Por fin doy con lo que es: los calamares, y si, sé distinguir perfectamente el olor a PODRIDO. Llame al camarero, le puse varios trozos en un plato y le digo que por favor, simplemente lo huela. Se lo lleva a la cocina, y vuelve y me dice que son frescos y que son los que han comido el resto de comensales. Evidentemente él no tiene la culpa, pero os garantizo que ese hedor la persona que lo está cocinando lo huele y lo sabe. Nunca más volveremos y lógicamente no recomendáremos este sitio.
Un buen bar junto al puerto, sencillo y con una comida agradable, bien cocinada y con unos precios moderados, y además servido con buena atención. Como anécdota, os contaré dicho por una paisana que regenta un hotelito al lado, que la primera zona que os encontráis al llegar al puerto, donde están las barcas pequeñas, se utilizaba en los años 50 y 60 como plaza de toros cuando bajaba la marea, ponían un cierre en la bocana y allí se celebraban.