27 diciembre 2023 8:22
No sé por dónde empezar. Soy de la isla y resido en Puerto de Carmen, hacía tiempo que quería probar este gimnasio, y hoy me decidí a ir. Llego y me encuentro un gimnasio bastante antiguo (nada que opinar al respecto), me pongo en el mostrador de recepción y literalmente cinco minutos esperando a que llegara alguien a atenderme. No sabía a quien dirigirme porque el personal del gimnasio no va vestido con atuendo distintivo, simplemente vestido como un deportista más, así que no sabes a quien pedir ayuda. Llega un señor (no sé su nombre porque ni llevaba placa identificativa ni se presentó) calvo, fuerte y me atiende, cinco euros el pase de día y en efectivo porque no admite tarjeta. Me pareció buen precio. Pago. Le comento que practico habitualmente crossfit y que estoy en ese gimnasio de paso, por si pudiera recomendarme algún ejercicio de brazo porque andaba bastante perdido en el mundo gimnasio como tal, a lo que me responde que no, que no le dice ejercicios a nadie salvo a sus clientes (y me pregunto yo si no soy cliente suyo al pagar el pase), a lo que respondo que no quería que me planificara una rutina al milímetro sino que me diera unas pautas de ejercicios para poder hacer, y su respuesta es que si quiero que me lleve y me ponga algún ejercicio que tendría que pagar. Reza en la descripción de su página web algo así como ‘entrenamientos personalizados, personal altamente cualificado que te recomendara lo que mejor te venga’, no obtuve ejercicio alguno que hacer, sino todo por mi cuenta. Indignado, me dispongo a entrenar a mi aire, le pregunto por dónde están ciertos materiales y me responde con amabilidad. Sobre las 13: 10 comienza a irse gente, me preocupe por si cerraba y revise el horario en google, donde no constaba que cerraba. Por lo que seguí entrenando tranquilamente. Sobre las 13: 25 estaba sobre la máquina de correr, corriendo a 15km/h (rápido), y en ese momento el señor empieza a bajar palancas y a encenderlas, hasta que da con la palanca de los enchufes, la baja y evidentemente la máquina de correr, que iba a 15km/h se para en seco, y salí despedido hacia delante y no me choqué contra la pared porque tuve reflejos y me agarré. Ya me di cuenta de que estaban cerrando, por lo que coloque el material que use en su sitio y me fui directamente. Podría haberme golpeado la cara contra la pared, podría ese señor haber venido a decirme ‘disculpa, vamos a cerrar’, y yo cojo y me bajo, pero creo que apagar las máquinas sin avisar no son formas. Por mi parte, aparte de esta mala reseña, no volveré a pisar ese gimnasio y no lo recomendare a nadie que me pregunte por salas de musculación en Puerto del Carmen. Se mantiene por los pocos canarios que llevarán viniendo aquí toda su vida y todos los guiris que pagan el precio barato del pase diario.
PD: el gimnasio tiene máquinas nuevas y viejas, pero las instalaciones necesitan una reforma; el gimnasio de esta cayendo a cachos, el baño sin papel ni jabón, de vergüenza.

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