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Habitaciones sucias y rotas. La cama no tenía sábana bajera y la encimera tenía una mancha de sangre. La tele colgaba de una cadena del techo. La mampara de la ducha estaba suelta y caía sobre nosotros. Pedimos poner un poco la calefacción para bañar a nuestro bebé, habíamos llegado mojados de la lluvia, y fuimos juzgados por la propietaria de la posada, que aceptó a regañadientes. El desayuno buffet escaso y no era fresco, la fruta no se podía ni cortar con el cuchillo. Mucha suciedad, en la pecera se intuía unos pececillos apenas visibles por la capa de mugre. Somos amantes de los perros, pero no de las toallas de ducha con olor a perro mojado. El entorno muy bonito. Pero no es un lugar que recomendaría en absoluto.
Extraordinaria. Antigua posada para mineros. Aún puedes disfrutar de los hornos y comedores que usaban en la época Grande, acogedora, bonita, muy limpia, bien comunicada dentro del valle. Poblaciones cercanas con encanto. Relación calidad precio adecuada. Cristina es la dueña y es encantadora y prepara desayunos muy ricos. Ideal para ir con niños. También acepta mascotas. Senderismo de nivel bajo muy cerca de allí, con ruta hacia las minas. Para volver. Totalmente recomendable.
Sitio espectacular llevamos años pegandonos escapadas de finde allí desconexión total y los dueños superagradables y atentos, recomendable si te gusta la naturaleza
Fuimos mi pareja y yo de escapada en el último fin de semana de abril 2023 con la experiencia Smartbox y la verdad nos enamoramos del sitio. Es una posada muy cuidada y con mucho encanto, en un sitio muy tranquilo y muy cerca de Comillas, Santillana, etc.
Los desayunos súper ricos, las habitaciones preciosas y la mujer que nos atendió durante estos días, una persona muy amable y agradable. Un trato muy bueno, muy profesional y muy cercano.
Que sitio más bonito y con un gran encanto. Hemos comido cerca de la chimenea pero hay muchas mesas en el interior. Tiene posibilidad de aparcar enfrente o en un campo muy cercano. El personal muy amable y la comida deliciosa.
Estuve en la Gándara de vacaciones este verano junto a mi pareja. Tenemos que decir que la calidad-precio está muy bien. Habitaciones sencillas y cómodas con todo lo necesario para descansar y realizar al día siguiente mil actividades por la zona.
Cenamos todas las noches en este lugar ya que la comida es casera y estaba todo de 10, sobre todo el cocido montañés, las anchoas, los chipirones y la tarta de nueces, espectacular.
Cabe destacar el buen trato de todos los que nos atendieron, muy amables y atentos.
Si algún día volvemos a Cantabria no dudaremos en volver a visitar la Gándara. Estuve en la Gándara de vacaciones este verano junto a mi pareja. Tenemos que decir que la calidad-precio está muy bien. Habitaciones sencillas y cómodas con todo lo necesario para descansar y realizar al día siguiente mil actividades por la zona.
Cenamos todas las noches en este lugar ya que la comida es casera y estaba todo de 10, sobre todo el cocido montañés, las anchoas, los chipirones y la tarta de nueces, espectacular.
Cabe destacar el buen trato de todos los que nos atendieron, muy amables y atentos.
Si algún día volvemos a Cantabria no dudaremos en volver a visitar la Gándara.
Lugar en medio del monte, a 10 minutos de la autovía, lo que hace que estés muy cerca de todo. El alojamiento está bien, sabiendo que vas a un sitio de montaña donde los animales e insectos abundan y su restaurante también tiene comida muy rica.yo creo que sí vuelvo por allí, por esa zona, tengo alojamiento elegido.la Gandara
Es una posada fantástica, un lugar muy acogedor, comida casera buena la tención bien, no te pierdas el es el lugar perfecto para la familia y amigos, todo muy bien arreglado todo muy buen gusto.
Un lugar con mucho encanto, donde te reciben con una amplia sonrisa, buena comida, unas tartas de 10 y nuestros amigos de 4 patas son bien recibidos! El sitio perfecto!
Mesón de los que ya no quedan, por el que no pasan los años. Mantiene ese ambiente que un@ busca cuando apetece un buen cocido. Y además lo hacen estupendo. Eso si, los perros ladrándote en la puerta, te pueden quitar las ganas de quedarte.
Hemos ido a hacer la ruta de las minas con niños y a la vuelta hemos parado en la puerta del restaurante, por respeto y educación no hemos dejado los coches en la puerta y nos hemos dispuesto a hacer una parada en la bolera que se encuentra justo debajo, hemos comenzado a jugar con los niños y desde el restaurante, de la ventana de arriba un sr mayor nos ha empezado a increpar, llamar la atención con muy malas maneras y palabras, le hemos contestado correctamente y con cortesía haciéndole ver que tranquilo que ya nos ivamos, y cuál fue nuestra sorpresa que su respuesta ha sido peor aun, malas maneras, desagradable, la verdad que íbamos a tomar algo allí pero lógicamente ante lo sucedido nos fuimos a otro sitio (será por bares). La verdad que la imagen dada por ese personaje representando al establecimiento deja mucho que desear y con esa actitud no nos extraño que solo hubiera un coche aparcado en la puerta, cuidando así los negocios tendrán sus consecuencias
Desfase! Mejor Cocido que hemos comido en mucho tiempo, cantidad (para repetir 3 platos) y calidad (la costilla adobada.). De Segundos, Pimientos Rellenos de Bacalao y Albóndigas. Todo Casero, las salsas, los guisos, las patatas fritas! Los postres increíbles. 16€/persona para salir rodando y recuperar energías de la Ruta de Las Minas de Udías. La atención de Cristina de 10! Lugar para repetir y recomendar
Después de hacer la ruta, es un sitio muy recomendable, comida casera, buena cantidad y a buen precio. El sitio tiene un encanto especial, con mesas en una terraza amplia y rodeada de naturaleza. El servicio muy bueno, Cristina una camarera muy maja nos recomendo los mejores platos y nos atendió estupendamente. Cocido de 10. Para repetir.
Hemos comido muy bien, igual que siempre. Muy majos todos y sin pegas para ponerle algo a la niña que es celíaca. Incluso algún postre era apto. La tarta de nueces estaba espectacular: qué recuerdos!
Hemos estado cenando después de una agradable charla con los dueños, en la que nos cuentan la historia del lugar. La cena estupenda. Lo recomendaremos y esperamos volver
Estuvimos este fin de semana de enero, sorpresa de las buenas, llegamos sin recomendación, estabamos de ruta por la zona, pero al entrar ya se notaba ese rollo casero, un fuego encendido, charlas animadas en la barra, bien. Pedimos el cocido montañés y no pudo ser mejor elección, pura mantequilla, carne en abundancia, y el camarero atento y muy amable. Repetiremos porque hay una via verde de un antiguo tren minero que desconocíamos, y ese cocido después de hacer la ruta tiene que ser brutal¡¡
Se come muy bien, estás como en casa muy agusto con un trato genial con platos caseros bien ricos y muy bien de precio Precioso comedor con los antiguos hornos y viendo pasear a la burra Bimba que es preciosa Muy recomendable
Fuimos a comer toda la familia antes de disfrutar del bosque de Secuoyas. Nos lo recomendaron y hasta en el comienzo fue estupendo. Que blanco verdejo criado en las nos dio el cantinero como si de un buen blanco de solera se tratara. Pasamos al comedor y el cocido montañés que comimos estaba espectacular, acabamos el pero lo que nos pusieron para tres. Los chipirones encebollados estaban muy ricos tb, toma pan y moja. Muy recomendable desde mi punto de vista. Tienen menú y carta. Amabilidad desbordante. Estupendo.
Cocina tradicional muy bien puesta en el inicio de una preciosa vía verde (viejo recorrido del tren minero, llevad linterna para sus túneles) para un paseo de 2 ó 3 horas y muy fácil. El comedor es una antigua panadería y conserva los hornos. Menú con vino especial y café por menos de 15€. Muy recomendable.
Un restaurante que merece la pena conocer. El comedor es una antigua panadería con olor a leña quemada por la chimenea, la verdad, la atmósfera que se crea te entran ganas de comer. El menú del día como los de antes.cocido, sopa etc.platos clásico.sin chorradas.y además buenísimo todo y a precio más que razonable. Sinceramente lo recomendaré.
Sitio perdido en las montañas, que se come comida casera y donde te sientes como en casa. El paisaje es espectacular y después de comer puedes hacer la ruta de las minas.