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Recomendamos esta posada para alojarte a modo rural, a desconectar y conocer naturaleza y poder visitar los pueblos más cercanos a Santander. Tiene uno de los pocos bares que se quedan abiertos para poder tomar algo/cenar cualquier día de la semana. Francisco ha sido encantador, nos ha ayudado a que la estancia sea lo más cómoda posible y te recomienda los mejores lugares que hay que visitar de la zona. Repetiremos y lo recomendaremos sin duda! Abrazos.
Enclave perfecto para conocer Cantabria, puesto que está cerca de todo. Es pequeño y muy familiar, sobre todo Francisco. Él te ayudará a saber dónde ir y te dará consejos a la vez que estará encantado de conocerte y aprender más cosas. ¡¡Qué buenas y largas conversaciones hemos tenido y qué risas nos hemos echado! ¡Gracias por todo!
Un descubrimiento muy agradable. Francisco es muy amable y atento. Te hace sentir como en casa. Las habitaciones preciosas y muy limpias y la taberna bien atendida, buenos productos y buenos precios. Todo un acierto. Volveremos.
Un lugar con encanto regentado por Francisco, un tipo que te hace sentir a gusto y te informa de lo que puedes ver y hacer por toda la región. Como puntos de mejora, que me consta que se mejorarán, dejo los siguientes: - El restaurante lo lleva otra gente y no abre por la mañana, por lo que el desayuno es bastante limitado. - Si te pilla una ola de calor y te alojas en una de las habitaciones de la buhardilla, aunque sea Cantabria, echas de menos el aire acondicionado. - Si tienes coche eléctrico, tienes al lado un cargador municipal, pero no funciona.
Un sitio muy correcto para lo que es, dormir y descansar, un desayuno acorde al precio y por encima de todo el trato del propietario Francisco, no solo te aconseja donde ir sino que está pendiente de atenderte y ayudarte en lo que él pueda, además se nota que cuida su negocio y hace esfuerzos para atenderte excelentemente. Eric y Jan te mandan un fuerte abrazo Francisco, gracias por tu trato y hospitalidad.
Un hotelito rústico con encanto, limpio y cómodo. El bar no lo regenta el mismo personal y eso hace incompatibles ciertos servicios, coló el desayuno, que es básico e industrial. Por lo demás, buena ubicación a las afueras de Santander, un trato excepcional del Anfitrión Francisco y tranquilidad total para descansar
Muy buen sitio para tomar algo, buena atención y muy majas lo mismo la dueña"TEDDY" y las camareras recomendable. De comer de momento no opino que no he tenido el placer.
Un gran descubrimiento, decidimos subir a Cantabria unos días y descubrimos esta posada muy cuca, Francisco es un encanto siempre pendiente. Desde luego recomendaré a todas mis amistades esta posada.
Hotel rural sencillo y limpio. Camas muy cómodas, buena salida de agua de la ducha. Hacen la cama y limpian la habitación a diario. Quién lo regenta, Francisco, nos ha dado un trato esmerado. Sobre la ubicación, está al frente de la bahía de Santander y a unos pocos kilómetros de Somo (pueblo con playa surfera) Nosotros hemos ido con coche y desde aquí hemos visitado la costa cantábrica de punta a punta. Hay un ferry en Pontejos que va al otro lado de la bahía. Volveríamos? SIN DUDA, SI! (Óscar y Rosalba)
Quedé en la habitación con futón, bastante cómodo. Es una habitación pequeña pero cuca. Limpieza de 10. Personal muy atento y amable. El desayuno es básico, os preguntan qué queréis tomar y elegís. El café y sobao están buenos, también comi naranja un día y zumo natural fresquito. Tiene restaurante en el mismo edificio. Tiene parking y supermercado cerca.
Para nada recomendable, una y no más. 1. Según pone tiene vistas al mar, la unica vista de una habitación en la que cabe la cama y da gracias, es un ventanuco en el techo. 2. El propietario te pica a las 9 de la mañana en la puerta con "¡BUENOS DÍAS! 3. No pone en ningún sitio el horario de salida, por ley es a las 12h, se preguntó a las 10.30h de la mañana y la respuesta fue que ya deberíamos habernos ido.
El dueño de la posada muy amable y atento, siempre estaba a tu disposición. La limpieza de 10 y la habitación cómoda. El WIFI funcionaba cuando le daba la gana, pero si vienes ha desconectar es lo de menos.
Increíble sitio para desconectar en tus vacaciones, limpieza y trato del personal fascinante. Sobre todo por parte de Francisco, un encanto de persona.
De la recepción es muy amable. Habla un poco demasiado para mi gusto. Es un sitio bonito, pero al estar pegado a la vía principal es bastante ruidoso. No es un sitio donde volvería.
Buscabamos un sitio bonito de vacaciones románticas y nos encontramos con una posada que para mi gusto es mas de paso o de sitio para quedarse si estas trabajanso por la zona. La habitación estaba limpia y Franciso es agradable y preocupado por los huéspedes pero no era lo que ibamos buscando por lo que solo nos quedamos 1 noche. Hacia mucho calor en la habitación y si abrias la ventana se oian los coches por la carretera y las vistas de unos perros atados, el bar debajo y unas vacas en una cuadra al fondo no era precisamente el romanticismo que buscabamos. Pensabamos que era un pueblo con playa para ir andando pero la playa mas cerca está en Somo. No lo recomiendo para unas vacaciones romanticas en pareja.
El gerente Francisco fue muy simpático en todo momento, recomendándonos muchos lugares y actividades a realizar y visitar por la zona, que hicieron nuestra visita más completa y mucho mejor. Es un gran profesional con un trato espectacular. En cuanto a la habitación, en todo momento tenían en cuenta nuestras prioridades en cuanto a cambio de toallas o sábanas, y teníamos un horario para el desayuno personalizado y muy puntual. La comida de la tijeruca, que se encuentra debajo de la posada, 100% recomendable, por calidad y precio, habiendo repetido varías veces. Recomendamos las hamburguesas y las sartenucas, exquisitas. El personal de la tijeruca es muy profesional y muy amable, con un trato muy amigable hacia nosotros. La posada también se encuentra en pinto estratégico para poder visitar varios lugares destacados de Cantabria.
Impresentables. Las habitaciones, buhardillas, incómodas. Engaño total con el wifi, siempre la misma cantinela: que "si el router", que "si hay tormentas" que "voy a llamr a la compañía". Lo cierto es que nos enfadamos mucho. Y más todavía con las cenas. La comida era buena, pero el primer día nos "tangaron " en el precio (me dí cuenta después). Pero la tercera noche no teníamos donde ir y fuimos a cenar otra vez, ahora sí estaba atento y, efectivamente, nos tangaron otra vez, pero reclamamos y lo gracioso es que se justificaba en que no controlaba los precios. Impresentables.
No recomendable para familias con niños: la habitación y baño pequeños; los dueños piden dni y firma de los menores! Dicen que es exigencia de la guardia civil! Alucinante!