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Una churrería excelente, donde se mezcla el churro realizado con una receta de hace bastantes años y chocolate de sabor tradicional. Los profesionales que atienden lo hacen de manera extremadamente higiénica, personal, esmerada y profesional. Servicio rápido y muy eficiente. Un 10
Camareras muy atentas el único pero que le pondría es que les dan solo una camiseta para trabajar, porque eso se nota a la vista, haber si los dueños se gastan un poco más, que ellos no tienen la culpa de que los dueños sean unos miserables, por eso le doy tres estrellas
Tania la mejor camarera y persona que ha tenido chocolate y menta esta mujer es pura simpatía y pura dulzura vale muchísimo y para estar cara al público también por su forma de ser y de tratar a la gente yo estoy encantada con ella x que recibo un trato inmejorable y me hace sentir muy agusto y cómoda un 10 para Tania
Fuimos el viernes santo y era la única que estaba abierta en la Gran Vía, a pesar de que, según Google, estaban abiertas también las demás. Punto a favor.
En general está bastante bien y el servicio fue muy rápido a pesar de que estaba llena de gente.
El único problema fue que la taza para el chocolate era pequeña y apenas me dió para 2 churros antes de que se acabara.
De precio bien, 7'40€ por 6 churros, un zumo de naranja natural y la taza de chocolate.
No se porque ponen chocolate sin lactosa en la carta, para que en 2 ocasiones me digan que no me lo hacen! Tranquilos que ya no lo voy a pedir más.por mi pueden cerrar! Porque intolerante a la lactosa no se es por gusto!
Que sirva como una critica constructiva y no destructiva, Mi experiencia no fue la deseada; pedido erróneo, mala atención y demasiado ruido dentro, Es buen local y esta en un muy buen lugar pero quizás tienen cosas que deberian mejorar.
Desde que hay una “camarera” nueva ha perdido muchísimo. Todos nacemos sin aprender, pero esta chica no pone ganas. Las últimas tres veces hemos tenido que esperar demasiado tiempo para 2 cafés. Además, le llamas (“perdona”…) varias veces y ni gira la cara. No quiere vender, y eso no lo necesita un negocio. Se echa de menos a Pepe.
Siempre escojo el último pupitre a la derecha. Lo hago desde que entré en esa cafetería. No hay mayor placer que tener un lugar privilegiado para observar el bullicio social acompañado de un café dignamente creado. Son breves pausas en la vorágine diaria que nos acompaña.
1 camarero para 20 mesas un domingo por la mañana. A las 10,30 ya no tienen chocolate y me lo dicen después de pedirlo. Los churros fríos y encima 4,80 por dos churros, un café y un vaso de leche. No repetiré.