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El sitio es bonito y la comida muy bien preparada y platos ricos y diferentes. Muy ricos los saquitos y la ensalada de quinoa. El camarero agradable pero la camarera.con mala cara y quejándose de que pidiéramos varias cosas diferentes porque sólo tienen un cocinero. Excepto por ese detalle, todo lo demás, muy bien.
Recordamos éste local con la anterior dirección como un local ensebre dónde nunca perdíamos la ocasión de comer las patatas al caldero, después de casi 15 años sin venir a Pedro Bernardo, ha sido un placer comer en La Mirandela, por supuesto, repetiremos, esperando no tardar tanto en volver:)
Paramos a comer en este restaurante tras terminar la ruta de la Chorrera. Todo un descubrimiento, no esperamos una comida tan rica y con una presentación espectacular.
Sitio de referencia en el pueblo para comer en verano, comida bien elaborada, buenos productos y platos distintos que mezcla sabores, acogedor, hay que reservar.
Los dueños estaban comiendo en la terraza, les dije q me había venido sin llaves q esperaba al seguro q x favor me dejasen tomar una Tónica, en la terraza donde ellos estaban comiendo, sin molestar. No lo consistieron. Tuve q esperar 2 horas hasta q llgo el seguro. Eso demuestra su humanidad.
Todo perfecto! Nos ha gustado mucho la atención y el trato. La comida estaba genial. El lomo alto estaba espectacular. La relación calidad precio es excelente. La localización es perfecta Lo recomiendo sin duda alguna.
Comimos aquí después de la ruta hasta el charco del hornillo. Maravillosa comida con productos locales, atención exquisita, y el local que funciona con energía renovable producida in situ. No os perdáis la caldereta. Una gema escondida en el valle del Tiétar. Gracias.
Lugar maravilloso para un alto en el camino, vistas inigualables, atención cordial y una comida apetecible, que más se puede pedir para: un día, fin de semana o el tiempo al gusto
Sencillo restaurante en el que destacan la calidad de los productos y el buen hacer del cocinero para tratar de manera actual pero sin estridencias los grandes productos de la zona de Gredos y Valle del tiétar (carnes, quesos, frutos, legumbres si huevos de las gallinas que picotean por la finca.). Platos que se salen de la cocina más tradicional de la zona pero con mucho respeto hacia esta, sencillos, apetecibles y con muy buen hacer y buena base. Imprescindible el helado de queso. Volveré, merece la pena el desvío y el entorno es muy bonito. El trato es además muy agradable y acogedor. Zona "petfriendly"
Todo un descubrimiento, fuimos a ver la chorrera del hornillo y a la vuelta paramos a comer, unos platos bonitos, bien elaborados y el sitio muy tranquilo y acogedor. Para mi el mejor restaurante de la zona.
Fuimos a comer despues de pasar el dia en Pedro Bernardo, super agradable se esta en la terraza que esta pegada al rio y junto a la piscina natural, la señora que nos atendió era amable y ademas estuvimos en la terraza con nuestros perros sin ningún problema, el interior muy coqueto. Te dan la opción en los entrantes de pedir medias raciones, con lo cual puedes probar un poquito de todo, nos animamos con los saquitos de queso, las tartaletas de manzana, y las croquetas de boletus, muy tiernas las costillas y la lubina tambien estaba bien, para terminar una tartita de calabaza.
Muy buen sitio para comer en la sierra de Gredos, agradable, junto a la garganta de Eliza. Carta variada, riquísima la caldereta de cordero (era de oveja, avisados previamente, pero aún así, súper tierna). Este sitio junto con la Asomadilla son los más recomendables para mí en Pedro Bernardo.
Sin duda alguna repetiremos, recomendadisimo buena atención, higiene, profesionalidad y sobre todo calidad precio espectacular, no nos esperábamos un sitio tan brutal.
Espectacular. Productos de la tierra caseros y de la mejor calidad. No hay un solo plato que no nos pareciera delicioso. Localizado en un entorno tranquilo y natural; a destacar que toda la energía que usan la producen de forma renovable ya que aquí no llega la luz.
Todo un descubrimiento. Sitio que encontré al pasar y con suerte tenían mesa (hay que reservar por lo general). Platos con una presentación y sabores que no esperaba en un lugar tan perdido o un pueblo. Productos de la zona hechos con cariño y buen ojo como podéis ver por las fotos. El precio ya me dejó de piedra, 25 euros persona con postres. Si pasáis ppr la zona llamad y no dudéis en probarlo.
Si buscáis un restaurante al uso, desde luego no es vuestro sitio. Por que no lo es. Un entorno maravilloso, un local diseñado desde el respeto a la naturaleza, el magnífico trato que Sara dispensa a toda la clientela y el enorme trabajo que realiza Rubén en la cocina, en la que se utilizan materias primas de primera calidad y de kilómetro 0 que son transformadas con técnicas culinarias poco habituales en la restauración de la zona. Si bien, no le pondría un 10, el notable alto creo que es bien merecido. Lo dicho, un oasis de profesionalidad en medio de un bosque de mediocridad, donde no existen las prisas y que debería permanecer ajeno a los menús de fin de semana.
Un sitio encantador, ya de por sí el paisaje y la casa que se autoabastece de energía le dan un plus difícil de conseguir, pero lo verdaderamente bueno es el trato, buen servicio y cosas ricas que hay para comer. Suelo ir una vez al año pero cada vez que voy me encuentro más a gusto. Por cierto la carne de oveja no me gusta mucho, pero la probaré, porque igual allí sabe mejor
El trato de la dueña-camarera deja bastante q desear. Uno de los niños se subió a un sitio con hierba y una fuente y nos abroncó por subirse, en ningún sitio ponía q era un jardín o q estaba prohibido, ninguna valla, ni nada q lo delimitase. Las formas hay q cuidarlas. Nos atendió pero era como si nos estuviera haciendo un favor. Éramos un grupo grande, no 17 como contesta. Contesta más de 2 meses después. Le felicito por su memoria. Si los niños molestan lo tenía que haber avisado. Tiene un poco de arena, con una sombrilla al que le llama arenero. Si tiene hijos no creo q les guste q les traten así a los suyos. Un poco de empatía en estos tiempos estaría bien. Simplemente con decir de buenas maneras, no pueden subir ahí, hubiera bastado, son niños muy buenos.
Jamás pensarías que en un sitio así se pude comer tan bien. No es un lugar ostentoso y está en medio de la nada, pero tiene unos platos increíbles con unos sabores esquistos
La verdad que ha sido toda una decepción, pensábamos quedarnos y comer allí ya que vamos en Autoaravana, el sitio es bonito pero la comida escasa y la atención penosa.cuando pedí la cuenta pregunté si nos invitaban a un chupito y me contesto q no, le dije q igualmente los pagaba y al traer la cuenta me soltó q le cuestan 1€ y q si no se gastan 60€ no invita, me dio detalles de sus problemas y q había tenido q cerrar 8 meses y q le había sentado muy mal q la dijera q si nos invitaba.por esa actitud a perdido clientes de toda mi familia.
Lugar en el que no te esperas una calidad como la que tiene, la comida increíble, la atención especial y el lugar con encanto y tranquilidad. Volveremos al 100%
Imprescindible. El trato genial, muy próximo. La comida ha estado muy bien. Todo muy rico. El entorno estaba muy tranquilo y el resultado de la comida ha sido excelente.
Un buen lugar para comer en mitad de la sierra de Gredos. Una carta sencilla bien elaborada. Después de comer un paseo por los pinares completan un día estupendo.
Un lugar muy agradable. Un oasis en un entorno muy bonito. Un restaurante que apuesta por la sostenibilidad generando su propia energía: con aerogrnerador, placas solares y un generador auxiliar. Oferta muy buena desde algo más exótico como sasiki a la comida local de Pedro Bernardo, con guisos y carnes. Abierto todo el año, en invierno solo fines de semana. Dos terrazas, comedor interior y un entorno precioso. Personal amable.
Siempre que voy a Pedro Bernardo me gusta ir a comer a este sitio, la comida está buenísima, especialmente las patatas al caldero. Es un sitio muy acogedor, tanto si vas en invierno, por la chimenea, como en verano, por la terraza y porque dentro hace fresquito. Se encuentra en el privilegiado emplazamiento de La Eliza, en plena naturaleza.
Disfrutamos mucho tanto de la comida como de la atención. Me gustó mucho que cuidarán la presentación de los platos y disfrutamos mucho de la calidad de la carne.