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Buen sitio para disfrutar de comida casera, tapas y pinchos. Buena terraza, dentro tiene un ambiente tranquilo para disfrutar de una copiosa comida. Rico, rico
Muy mal servicio, 40 minutos esperando por el postre, en mi misma situación otros 13 comensales más. Cuando fui a quejarme estaba utilizando las manos para hechar el hielo en dos vasos.
Penoso. No ponen tapa (al irte y pagar resulta q caen en la cuenta tras preguntarle si ponen tapa allí, como turista q soy, te ponen un pan frío con jamón barato para q te conformes.decide tú. Yo ya decidí no volver
De pena! Menú del día por 16€ que no vale ni la mitad! Comida fría, raciones escasas, tardaron mucho en atendernos. Las chuletillas dejaban mucho que desear. Refritas, duras. Un lugar al que no volver.
Un lugar que con la original decoración y buenos pinchos seduce, los sofás cómodos y amplios, así como una buena terraza para degustar nuestra consumición.
Desastroso, la comida estaba fría, calidad pésima es increíble no pensé que en Ponferrada podría comer un embutido tan malo y unas chuletillas tan secas, y no decir de una tarta de queso tan sospechosa con una mermelada de un color extraño difuminado en verde de verdad no lo recomiendo en absoluto, a a parte que en la lista de precios el menú que se anunciaba a 13€ se convirtió en 16 a la hora de pagar que eso sería perdonable si la comanda hubiera estado a la altura y nada que ver
Un buen sitio para tomar algo y picar unas buenas raciones. La atención es muy buena y amable, y rápida. Tiene una terraza estupenda aunque hay una parte que le da el sol y es complicado estar, aunque pudimos coger una mesa con sombra y se estaba muy bien. Bien de precio, tapas caseras.
Conocí hace años este local, ofrecían unas tapas realmente excelentes y generosas, trato amable. Ayer volví, y no sé si ha cambiado de dueños, porque el nombre y los precios los han mantenido, pero la calidad ha caído en picado. No sé cómo no les da vergüenza presentar cuatro entremeses de los malos del súper como si fueran del Bierzo, una ventresca realmente atroz y escasa, reseca y rancia, y las patatas a medio freír con un alioli mediocre. Creo sinceramente que os iría mejor invirtiendo en calidad, ya que, como nosotros, habrá más clientes que se hayan dado cuenta y lleguen a la misma conclusión que hemos llegado mi marido y yo: una y no más, Santo Tomás. Tremenda decepción.