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Hace pocos días fui a comprar a la tienda Punto Roma situada en el centro comercial el Tormes (Salamanca). Pregunté a una empleada sobre varias tallas de distintas prendas y no se molestó en ayudarme, mientras me contestaba sin mirarme a la cara y máscando chicle con la boca abierta. Me fijé en su placa y su nombre es ANA, con pelo corto negro y de edad adulta (más de cuarenta años). El trato recibido me pareció una autencia vergüenza. Empleadas así no deberían de estar contratadas para trabajar de cara al público. Si pudiera darle 0 estrellas, lo haría.