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Desgracia. Esos empleados ni siquiera saben cómo comportarse con otras personas. En primer lugar, no quieren hablar inglés, así que traté de hablarles en español y ni siquiera respondieron correctamente. Un ejecutivo literalmente se portó mal conmigo después de hacerme esperar durante 30 minutos. Sentí que ni siquiera conocen los modales de cómo comportarse y hablar con otras personas, que buscan su ayuda con respecto a las cuentas bancarias.
En esta oficina supieron solucionarme el problema, que en la oficina de la avenida Tarradellas no fueron capaces de solucionar. Buena atención, tanto por parte de la chica que me recibió en primer lugar como la segunda que supo solucionar el problema. A ver si aprende la otra oficina.