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Fuimos en bicicleta de excursión desde Begas muy agradable y nos gustó al pasar por el no estaba abierto para visitar por dentro pero esta curioso por fuera.
Només es por visitar una part del Castell ja que els propietaris hi continúen anant. Les sales están plenes d'objectes sense gaire sentit i les explicacions de la guía que ens va acompanyar tenien un rigor históric dubtós.
Aunque no he podido verlo por dentro dado el horario tan limitado que tiene de visitas, estoy seguro de que vale la pena visitarlo y lo visitaré cuando pueda.
Part dels Castells del Sió. Per la Segarra tenim diversos castell d’obligada visita. El guia es una de les parts fonamentals per disfrutar d’aquesta visita d’una hora. Sembla petit de fora, pero hi disfrutes quan hi ets a dins. Visita obligatoria i fer una ronda pel poble mes.
Históricamente, el castillo de Florejachs, junto con el vecino castillo de Les Sitges, formó parte de la línea fronteriza entre el mundo árabe y el mundo cristiano en la época de la Reconquista y la repoblación de las tierras de la comarca. A 10 km por carretera al oeste de Guisona, se alza sobre una pequeña colina, el pueblo de Florejacs, antiguo jefe de municipio que fue unido en la época moderna al de Torrefeta. La silueta del pueblo, emmarcada por la torre del castillo y por el campanar de la iglesia, destacando contra el cielo sobre un típico paisaje de la comarca, constituye una de las perspectivas más fascinantes de la comarca. A pesar de encontrarse próxima a la transitada carretera que parte de la N-II, cerca de Cervera en dirección Ponts/Andorra la localidad es un oasis de paz ya que su acceso es mediante una pequeña carretera de unos 4 km, próximo al pueblo de Palou, que muere en llegar a Florejacs. Si bien las primeras menciones documentales del castillo de Florejacs son del s. XI, probablemente existía una fortificación más antigua, sobre la que se construyó el castillo medieval. No solo se ha encontrado algún vestigio ibérico sino que el mismo nombre de la fortaleza podría muy bien derivarse de Loreac, que en lengua ibérica quisiera significar "elevación fortificada de las flores". El nombre fue latinizado por los romanos, como Floriacus, y de ahí pasó a Florejacs. Durante la reconquista de Cataluña de manos de los sarracenos el gran caudillo de la comarca, Arneu Mir de Tost, señor de Àger, construye o consolida el castillo medieval de Florejacs, hacia el año 1063. Poco después está documentado como propiedad de Pedro Ponce, quien lo vendió a un primo, Galcerán Erim, veguer de Àger, sobrino nieto del prohombre y hombre de su máxima confianza. La propiedad fue pasando a través de los siglos por herencia dentro de la familia aunque no ha habido continuidad en los nombres debido a las numerosas transmisiones por línea femenina.