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Triste es qué no haya más lugares como éste. Lugares dónde aprender un arte y valores como la paciencia y la atención al momento presente, tan necesarios en nuestra sociedad de la inmediatez. Doy gracias por estos tesoros qué deberían estar valorados como grandes bienes sociales y personales. Igualmente doy gracias a este maestro qué hace las clases amenas, con humor y qué junta el saber de este oficio aplicado a la creatividad y diseño actual.