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Este pueblo, con su casco histórico medieval, es un hallazgo. No es un destino turístico tan hablado, y tal vez eso incida en su belleza. Es una verdadera maravilla, con su iglesia gótica imponente (que hemos comentado aparte), los restos de su otrora floreciente judería, que llegó a tener varias sinagogas, sus callejas y su muralla. Esta se encuentra en bastante buen estado, con su foso lleno de agua y puentes, que te dan esa sensación de "salir de la ciudad" (o entrar en ella) que no consigues en muchos sitios, ni siquiera amurallados. Hay miradores y puntos para sacar fotos panorámicas. El auto lo dejas en el parking gratuito que está cerca del puente viejo, a poca distancia del centro histórico.