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Después de estar un rato apostando y consumiendo con la chica de la mañana, super agradable y muy profesional, la releva en su turno un chico joven (Brandon), con aires de altivez y superioridad, me indica que no se puede estar en el local sin jugar y sin consumir después de que yo haya estado tan tranquilo unas horas, y acto seguido me invita a abandonar el establecimiento para salirse “a fumar” con otra empleada del lugar.
Vamos que cuando ya has soltado la pasta eres una basura de la que pueden prescindir y molestas.