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Uno de los mejores bares para tapear y tomar unas cervezas que he estado nunca. Servicio rápido, camareras súper amables. Ninguna queja. Totalmente recomendable.
Un histórico y referente en el barrio de Can Vidalet, que ha sabido actualizarse. Con una inmejorable ubicación, buen y eficiente servicio y una extensa carta de tapas, a su justo precio. Más de cuatro décadas avalan el buen hacer de esta familia de hosteleros. Un cóctel difícilmente mejorable por la competencia.
El jefe tiene mala energía parece que tiene a los trabajadores un poco agobiadas y entonces ellas están a desgana, la comida está buena pero tienen un cartel grande que pone menús de lunes a viernes y fuimos un día de cada día y nos dijeron que no había menú y le dijimos bueno y por qué no borráis eso y la chica pues dijo pues porque no hay menú y ya está una de ellas fue un poco estúpida sólo faltó que te dijera pues si no te interesa vete
Me lo recomendó una clienta habitual, y fue todo un acierto. Nada caro para lo grandes que son las raciones, por los 3 platos y las 2 bebidas pagamos casi 22€. Y no pudimos acabamos la comida. ¡Volveremos!
No està mal, però un poco soso el lugar me imagino que en algun momento se pondrá interesante, la atención estuvo buena nada que reprochar però el ambiente no animaba a quedarse a tomar algo mas
Buen servicio ágil y eficiente. Buen precio. Bocadillos grandes y buenos. Bombas ricas. Bravas no valen mucho la pena, mejor las patatas con alioli. Platos de niños bien. Terraza muy agradable. Siempre está lleno. Hemos vuelto varias veces
Excelente bar para tapear. Hace años que lo hemos convertido en uno de los lugares fijos para comer unas tapas. (Personalmente recomiendo los pinchos, bravas y patitas), aunque casi todo está buenísimo. El servicio casi siempre va agobiadisimo de tanta faena que tiene, pero aún así las camareras responden bien y las colas para sentarse pueden ser algo pesadas, pero vale la pena esperar.
Bocatas y tapas bastante buenas dentro de lo que hay por la zona. El servicio ágil y correcto. Un lugar para comer algo rápido y bastante aceptable a cualquier hora.
Me habían hablado muy bien de este bar. No sé si fué porque había fútbol pero fue caótico. Le expliqué a la camarera que soy celíaca y que si podían hacerme algo sin gluten (aparte), me dijo que las patatas no me las podían freír aparte porque luego no sabía donde iban a echar el aceite. Me sugirió la carta sin gluten, que se basaba en verduras a la plancha o hervidas. Al final comí 2 trozos de lomo a la plancha y una ensalada (y dudo que hubiera avisado a cocina de mi celiaquía) ya que a los 10 minutos de salir me dió una buena indigestión