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Veníamos de Robledillo de Gata y nos paramos para tomar algo. El queso y las croquetas de puchero muy bueno, pero el jamón fue espectacular. El mejor jamón que hemos comido por la zona. Acompañamos la comida con vino Habla del Silencio. La camarera muy simpatica y el ambiente era de bar de pueblo. Fue una muy buena experiencia. Vale la pena muchísimo.
Un lugar estupendo para comer. El personal muy atento y amable. La comida riquísima. Un aviso cuando vengáis. Entrad por el lado de descargamaria, entrando por el lado de la carretera de Hernán Pérez puede ser complicado por la estrechez de las calles de Cadalso
Fuimos de pasada ya que veníamos de otros pueblos que tenían sus restaurantes cerrados y decir que fue un gran acierto, el trato en todo momento exquisito, la comida buenísima los platos abundantes, nos hemos llevado una grata sorpresa, relación calidad precio espectacular
Ya conociamos el lugar y nos había gustado. Pero si tuviéramos que definir si comida ahora seria: insípida, incolora e insabora. Un risotto con un champiñón de lata. Sin sabor a nada. Calentado en un microondas, así que solo estaba templado lo de arriba. Hemos pedido devolver el plato porque era incomible. Hemos preguntado si unos macarrones estarían al dente y nos han dicho que no. Nos hemos decidido por unas judías blancas ¿Que llevan? He preguntado. Pues no llevaban nada. Unas tiras de pimiento rojo. Eran judías de bote, supongo que en su propio líquido y cocidas con un poco de pimiento. No sabían a nada, la he tenido de poner aceite, vinagre y sal para que tuvieran algún sabor. El segundo: una dorada. No estaba mal salvo porque medía como la palma de la mano, cabeza incluida y unas patatas fritas que no acaban de salir de la sartén. Postre: pastel de queso. Que dice que era casero. Eran, supongo polvos químicos diluidos en algo y cuajados con gelatina. Como comer agua. Sin horno. Sin base. Y creo que sin queso. No sabía a nada, ni siquiera estaba dulce, ni malo, ni bueno, ni nada. 12 euros. Agradable la camarera y por eso una estrella. No volveremos. Hemos tenido que preparar algo de comer al llegar a casa
Viajo en silla de ruedas, el acceso al local está bien con silla. Menú del día 11€. Judías verdes de primero, de segundo trucha, postre, tarta de queso y un descafeinado. Ambiente en el local y trato muy bueno.
Sencillo restaurante especializado en brasas y comida regional. Personal atentísimo, que no tuvieron problema en atendernos aún a pesar de aparecer tarde y sin reserva. El cordero delicioso.
No es la primera vez que voy y tampoco será la última. Cada vez que voy a Cadalso me resulta muy difícil, por no decir imposible, no comer en La Canal. Los placeres de las comidas que preparan se entremezclan con la amabilidad y el trato que reparten tanto los dueños cómo los empleados. Si hubiera que poner una pega, diría que es el café algo a mejorar. Este sitio es una joya, deliciosa y que da gusto disfrutarla!
Fabuloso! Disfrutar de sus pitarras o de las referencias de su bodega, encargad un guiso de gallo de corral o de cabrito, no os lo podéis perder! Qué delicia
Somos una familia de Murcia, con 3 niños, y desde el principio el trato fue estupendo. No teníamos reserva y aún así se desvivieron por hacernos un hueco en su salón a la mayor brevedad posible. Todos fueron super amables, en especial Cristina, que fue la que nos atendió, siempre con la mejor de sus sonrisas. La comida maravillosa y buenísimo todo. Recomendable al 100%.
El personal es muy atento y tiene buena relación calidad precio. Muestran los alérgenos en la propia carta y ofrecen posibilidades a las personas con alergias alimentarias.
Sitio muy recomendable en la sierra de gata. Una muy grata sorpresa. Unos platos sorprendentes para un pueblo tan pequeño y escondido. La cocinera estupenda y la camarera muy simpática. Es difícil acceder pero merece la pena no perderselo si se visita sierra de gata.
Buen sitio para comer, comedor muy bonito, el personal siempre atento a nuestras necesidades y la relación calidad precio es excelente. Repetiremos muy pronto.
Restaurante tranquilo y acogedor, donde comimos muy bien, en cantidad y a buen precio. El trato también fenomenal. El única pega, por decir algo, es el aparcamiento, pero aparcando a la entrada del pueblo y dando un pequeño paseo, no tienes ningún problema.
Personal muy atento. Se preocupan porque el cliente esté a gusto y no te falte de nada. Pendientes de que tu comida esté tal y como deseas. Cuidan mucho al cliente.