Este sitio web utiliza cookies para mejorar la experiencia del usuario. Al utilizar nuestro sitio web, usted acepta todas las cookies de acuerdo con nuestra Política de cookies.Aprende másOK
Después de pasar la última semana de julio (los últimos 4 días en un piso alquilado en Cambados) por esta magnífica tierra que es Galicia, disfrutando de su paisaje, cultura, comida y, sobre todo, la gente, llegamos a casa, en Barcelona, con una enorme decepción.
Nos distribuimos entre padres e hijos las botellas de Albariño que compramos esos días en Cambados. En la caja de, supuestamente, 3 botellas de A Illa que compramos en A Despensa de Cambados el 30 de julio por la tarde, sólo había dos botellas. Y nosotros, ingenuos, pensando que comprábamos una buena oferta de 3 botellas por 25€.
Por suerte, las otras cajas, las habíamos comprado el día anterior en otra vinoteca y, también por suerte, esta caja de A Illa no es la que teníamos previsto regalar a unos de nuestros mejores amigos. Nos ahorramos la vergüenza.
Les mandamos un correo comentando la falta de esta 3a botella y, disculpándose (sic), dijeron que nos la mandaban a casa. Después de 25 días, seguimos esperando.
Sinceramente, cuesta mucho entender esta forma de proceder.