Castro de A Subidá

O castro está ben. O sitio tamén está ben.
Pra visitalo se queda de paso a outra cousa. Vir só pra velo non me parece que vaia a pena.

Hay 4 o 5 construcciones en relativa buena conservación pero el mantenimiento del lugar es nulo con mucha maleza que recubre todo y no se pueden apreciar del todo bien. Los petroglifos no se veían porque estaban todas las piedras recubiertas de musgo (pese a ser agosto). Una pena no estar más arreglado. Se accede fácilmente con coche a una zona que se pueden aparcar unos 4 coches. Después caminando por un sendero (no demasiado complicado) señalizado se acceden a las edificaciones

Corran, corran a visitar los cinco círculos de piedra que quedan a la vista, antes de que las cien mil casas circundantes acaben siendo doscientas mil. Evidentemente hay muchas más y no les ha interesado seguir excavando. Por la tarde da sombra y tiene unas vistas estupendas.

El Castro da Subidá, a veces conocido como Castro da Porteliña, se localiza en un pequeño y solitario montículo de inclinadas pendientes y magnífica visibilidad sobre Marín y la Ría de Pontevedra. El poblado se sitúa en una de las laderas del conocido como Monte da Portela. Las fuertes pendientes de la ladera propiciaron que los moradores crearan terrazas dentro del recinto amurallado.
El periodo de ocupación de este castro se extiende bastante en el tiempo. Se supone una habitabilidad que iría desde el siglo IX a. C hasta el siglo II d. C. El castro ocupa una extensión de casi 30.000 m2 y actualmente se ha excavado aproximadamente un 1% que ha dejado al descubierto los cimientos de algunas viviendas circulares construidas entre los siglos I a. C y I d. C. También han sido descubiertos dos promontorios rocosos en las esquinas que bien podrían haber sido base para dos torres defensivas.
Actualmente el yacimiento ha sido puesto en valor con placas de señalización e información sobre la cultura castrexa y del propio castro.
La palabra «subidá» proviene del latín «civitatem», relativo a «ciudad», topónimo empleado en muchos otros yacimientos de este tipo, por lo que podríamos verlo escrito como «Suvidá» o «Sividá».

Con el encanto de pensar que allí vivieron familias hace tantos siglos!
Hermosas vistas a la Ría

Merece la pena visitar el Castro. Dejamos el coche a unos metros y accedimos a través de un sendero bien indicado. El conjunto está muy bien cuidado y las vistas desde el Castro son fantásticas.

La única intervención realizada es en el acceso. El Castro esta sin excavar, solo se pueden ver tres edificaciones, el resto arboles

Una subida de 100 MTS caminando NO APTO para personas con discapacidad. Que pena que nos llovió, pero está bien.

Ubicado en una zona elevada, ofrece unas vistas impresionantes de la villa de Marín. Apenas está excavado un 1% de lo que, se estima, es la totalidad del Castro, pero merece la pena subir a verlo. Se puede llegar en coche hasta las proximidades y luego a pié por un camino habilitado, que zigzaguea por la ladera.

Es bonito pero está muy abandonado a su suerte da pena que dejemos perder nuestras raíces todo por lo moderno

Es un castro pequeño en marin, tienes que subir una subida pequeña, la vista a marin desde arriba es Bonita, esta en medio del monte comunal, sitio tranquilo.

Aunque solo está recuperado el 1% del castro original vale la pena visitarlo. Se llega en coche hasta la base y además del Castro la ubicación regala unas vistas al puerto de Marín increíbles.

Outeiro sobre el que existe un fabuloso Castro celta que comerciaba con los primeros barcos romanos que llegaban a la costa. Se adivinan restos de cabañas circulares, el muro defensivo y petroglifos. Todo ello hoy día destrozado aunque solo a nivel superficie, por siglos de combates, raices de árboles, la mano del hombre y corrimientos de tierras. En 2011 comienzan unos serios trabajos de rescate pero limitados al 1% del terreno, por presupuesto.
Expectante labor para nuestros arqueólogos profesionales la que existe en este castro. Ojalà las Autoridades le den la prioridad que merece lo más pronto posible

Curioso de ver pero es un enclave pequeño o que todavía falta mucho por descubrir.
Hay un paseo circular muy agradable que rodea la montaña y tiene unas bonitas vistas de la Ria

Está bien. Pero ojo, las pinturas, no son rupestres. Fué de un antiguo vecino, que por desgracia ya no está. Aún así, di sabes apreciar el arte, son hermosas.

Lloc curiós per donar una volta per el bosc, de moment només es veuen tres restes de construccions de la edat de ferro. No aconsellable per a persones amb mobilitat reduïda