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-Se solicitaron tres rondas de 20€ cada una (un total de 60€) y no tuvieron el detalle de poner nada para picar. Ni unas pipas o ni unos cacahuetes. -Cafe derramado por fuera de la taza. -Falta de botiquín médico, ni una tirita nos pudieron dar para un corte producido por un vaso.
Destacar finalmente que el camarero no atiende la terraza ya que se encuentra dentro del bar apoyado en la barra y haciendo uso del móvil. Con los anteriores dueños no pasaba esto.
Dicen que los productos son frescos pero comimos navajas conjeladas, una chuleta en mal estado que dejamos totalmente entera y un arroz con choco que deja mucho que desear, pagamos 49€ y cuando le dijimos que la carne estaba mala el dueño se puso a comerlo delante de mi en el mismo plato en el que yo había escupido el trozo que me supo mal, les dio exactamente igual y dijo que estaba bueno cuando obviamente no lo estaba. Evitad el mal trago de comer aquí
Calidad inmejorable a un gran precio. Llegamos tarde, tras realizar una buena parte de la etapa del Camino de Santiago que estábamos realizando. La atención fue rápida y la comida estaba muy rica.
La carne riquísima, las navajas grandes y muy bien hechas y los chocos súper buenos, lo único que no me gustó fue el arroz de acompañamiento de los chocos. El servicio muy amable.
Un local muy acogedor para comer/tapear. Muy concurrido a la hora de los vinos, mediodía y tarde. Su especialidad es la empanada de chocos y en temporada de lamprea, vale la pena reservar y hacer una escapada para disfrutarla.
El servicio es estupendo, lugar con comida casera, con productos frescos y todo a muy buen precio. Yo recomendaría ir el domingo al mediodía a probar la empanada de choco que ponen gratis con cada consumición. Simplemente increíble
El mejor menú de mi vida, Jorge magnífico y Alex un amor, igual que las cocineras. Sitio super familiar y acogedor y buenísima comida, un placer haber podido probar todo esto.
Excelente lugar si quieres comer platos como los que hacen las buenas abuelas. Comida de calidad y tradicional con producto fresco siempre; lechugas, tomates.todo fresco. Buen vino mencia y albariño. Lugar acogedor y pequeño, la atención es buena, y la cocinera es una estrella. Merece la pena.
Gente muy amable. La cocina había cerrado, pero cuando preguntamos si tenían algo de comer, la señora nos sacó una ración y pan. El Mencía de la casa sabía un poco dulce, eso fue un poco raro. Por lo demás, mejor que bien. La señora estuvo pendiente de nosotras para que estuviéramos a gusto. Luego nos vendieron un mollete muy rico para llevar a casa porque no teníamos pan para desayunar. La terracita siempre está llena, por algo será. Me quedé con ganas de probar más cosas de comer.
Es un lugar que trabajan muy bien ya sea para tomar algo o para comer. A pesar de no tener el espacio de un gran restaurante todo sale bien a tiempo y te atienden muy bien.