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Es un sitio al que no volvería, pero sería injusto decir que es el peor sitio al que se pueda ir.
El personal es muy agradable y el local, bien sin más (lo más interesante parece el exterior. Pero para enero, descartado).
El gran problema es la comida (y si hablamos de un sitio para comer.). He de decir a favor de la misma, que los precios son baratísimos. Pero, personalmente, prefería pagar algo más y que la comida fuese mejor.
Algún plato vino congelado en su interior. Me parece normal congelar, pero se descongela y luego se fríe o se fríe con tiento. Cosillas que no se pueden perdonar en hostelería. A favor del personal señalar que, cuando se avisa, muy amablemente le dan un golpe de microondas y la comida pasa a ser comestible (un horno o un horno de vapor quizás disimulasen más que el micro).
La tortilla, de muy correcta elaboración, se estropea por haber usado un aceite demasiadas veces reciclado y no dedicado exclusivamente a la patata.
La zorza juraría que es comprada. Simplemente horrible. En caso de ser comprada, habría que buscar otro proveedor; en caso de ser realizada en el local (cosa que dudo), habría que plantearse comprarla en alguna carnicería.
Por el estilo del sitio y las reseñas, quizás haya que darle otra oportunidad en primavera-verano, que al haber quizás más movimiento, no improvisen incorrectamente medidas para economizar. No obstante, aún insistiendo en la competitividad de los precios (podría decirse que la relación calidad-precio no es buena. Porque los precios son bajísimos y la calidad también), no es un sitio al que hoy por hoy volvería.
Lugar muy tranquilo en las cercanias del centro. Con variedad de mesas afuera con sus cenadores muy acogedoras en una finca. Tambien tiene mesas dentro, el servicio es muy agradable y tiene una variedad de tapas muy ricas todas. En especial recomiendo la zorza de pollo, super jugosa y muy bie adobada!
Es todo de tapas, fuimos 5 personas comimos 2 de calamares, 1 de palitos de queso, zorza, 2 de patatas, 1 de croquetas, 3 postres y 2 cafés. De beber 2 aguas grandes y pagamos 62 euros. No me pareció nada caro xke comimos muy bien.
Lugar entrañable y bonito. Familiar y lejos de ser un referente gourmet pero con un encanto envidiable y una terraza y un salón amplios. Dispone de una carta bastante original aunque el servicio es para ir sin prisas. Hay sitio para aparcar en los viales colindantes y está relativamente cerca del entorno urbano de Porriño. Recomendado para ir en pareja o grupos de amigos.
Tras una hora de espera, nos sirven una comida recalentada en el micro y de malísima calidad. La lasaña de berenjenas tenía aceite para freír un kilo de patatas, las arepas eran todo masa (apenas tenían relleno) y más grasientas que la espumadera de sacar los churros. La hamburguesa vino con un pan de burguer arriba y un pan de molde malamente recortado abajo. Por educación comimos lo que pudimos, pero merecían que todo volviera a la cocina, asqueroso de verdad! Avisamos a la camarera y simplemente nos respondió con un: vale. No lo recomiendo para nada! Adjunto foto de las arepas y el aceite de la lasaña.
Tardaron casi una hora en traernos la comida, las arepas eran todo masa, la lasaña de berenjena estaba llena de aceite requemado, sabia ácida, mi amiga pidió una hamburguesa que tenía mitad de pan normal y la otra mitad pan Bimbo mal cortado, igual nos tocó mal día pero no lo recomiendo para nada
La carta tiene unos precios más que razonables. Aparte de lo típico, tiene platos más originales, como la lasaña de berenjenas (deliciosa). Tienen además platos fuera de carta. Ayer tenían queso frito con mermelada de arándanos (espectacular). Además tomamos tosta y falafel. Para el postre ya no había sitio ;D
2 bebidas y 4 tapas todo por 26,40€
Además cuenta con una terraza super apetecible. Repetiremos sin duda.
La tortilla buenísima, zorza de pollo muy rica y el ambiente súper bonito. La tarta de queso riquísima. Comer al aire libre rodeados de viñas y plantas es genial
Fatal, emos ido por el pinchorriño, para estar dentro abia que pedir reserva así que nos pusieron al frío esto siendo lla las 22: 00h, bueno asta ahí aún bien emos aceptado asta que el camarero paso de nosotros y después de más de media hora sin atendernos fuimos a dentro pa que nos sirvieran co lo cual el camarero se escondió en la cocina.saliendo lo que creímos que era la jefa pidiendonos disculpas y lla atendindonos, desde fuera pudimos observar que varios gatos entraban ala cocina lo que no creo que sea muy higiénico
Una pequeña gema escondida en una zona residencial de Porriño. Comida hecha con paciencia y mimo, una carta compuesta de raciones que típicas en la gastronomía gallega, y otras un poquito distintas como puede ser el falafel. Todas bastante ricas, y muy económico. Varias opciones vegetarianas/veganas, que en un lugar pequeño como es el pueblo es de agradecer. Y con un jardín muy acogedor.
Me gustaba este sitio, el trato es agradable, tienen opciones veganas. El problema es que el personal de cocina no usa mascarilla. No volveré allí por este motivo.
Un muy agradable descubrimiento, muy auténtico, "enxebre" como diríamos aquí. La comida deliciosa, con platos de siempre, tortilla, pimientos de Padrón, y otros más actuales, falafel, hamburguesas de alubias negras, o lasaña de berenjena. Muy muy recomendable. La atención muy buena y cercana.
El lugar es bastante "cuco", con sus plantitas y sus luces, así que da gusto cenar allí. La camarera nos explicó muy amablemente qué opciones veganas tenían. Las cantidades fueron abundantes a un precio muy bueno.
La oferta es bastante en plan "fritos" pero bueno, ni tan mal, te hace el apaño para una noche que quieras cenar fuera, aunque no destacaríamos nada de lo que comimos en particular.
Además cierran bastante tarde, y no tuvieron problema en atendernos casi a las 23h que llegamos, lo cual es de agradecer
Comida mediocre tirando a mala. Las croquetas congeladas por dentro, la zorza de pollo sosa y sin sabor, los pimientos de padrón nadaban en aceite, las alitas de pollo secas y no tenían ninguna gracia (alguna salsa hubiese sido de agradecer) y la tortilla dentro de lo que cabe estaba bastante buena. El servicio bastante atento. Vinimos recomendados pero se nota que el que nos trajo no se enteraba de mucho.
Lo que le veo es el suelo bastante incomodo para comer, ya que es una antigua rampa de un garaje y te hace adoptar una posición bastante incomoda para comer. La comida bastante normalita a precio muy económico.
Lugar muy tranquilo, las únicas pegas son que no hay hilo musical o tv para hacer algo de ruido de fondo, la decoración es algo estrambólica para mi gusto y no había luz en el aseo; Del resto tapas caseras y ricas, atención buena y buen precio. Terrazas y muchas mesas interiores y exteriores. Hay donde aparcar.
El Alambre del Abuelo cuenta con un entorno singular y cercano que se completa con una cocina casera con opciones vegetarianas y venganas. Un pequeño oasis en Porriño!
Un sitio bastante acogedor, con la chimenea tiene mucho encanto aunque no calentase mucho. Hay tapas diferentes y a muy buen precio. Tiene muy buena terraza pero quedará para el veranito.
Un lugar de lo más sorprendente, una carta amplia, un trato de lo mejor y precio de lo más asequible. Además este año lo bordaron con el tema del pinchorriño.
Una agradable casualidad, buscamos a dónde ir en Porriño a tomar unas tapas y vaya sorpresa tan buena! Comida riquísima, y un ambiente muy rústico y casero. Precios inmejorables, cuidado las croquetas variadas! Muy recomendable.