Fogar Do Santiso

El churras frio y poco por 14 euros el de pita cuatro trozos de pollo tambien frio el chorizo aparte me parecio caro y malo

Desafortunamente o "afortunadamente" No lo conocimos, solo estamos mirando para nuestra boda 2024, vivimos en suiza y nl es facil à la distancia, la persona que hablo con mi esposo de lo mas desagradable y poco gentil, solo por pedir fotos de la comida para seber cantidades etc, creo que de atencion al publico un 0 muy mal! Me gusta el concepto pero dejar una boda en manos de alguien asi no me da confianza.

Que mala experiencia, elegí este restaurante para llevar a unos familiares que vinieron de fuera a comer, muy mala elección, la comida súper escasa, las croquetas quemadas, patatas fritas con restos de la freidora, raciones pequeñas, no son agradables encima nos cobraron dos consumiciones demás y dos raciones de pan y ní disculpas nos pidieron, es una pena, habíamos estado hace años y muy bien pero ya no es lo mismo, lo peor es que íbamos con toda la ilusión y fué un desastre encima carísimo, no volveremos ni lo recomendamos.

Granja reconvertida en restaurante conservando su ambiente rústico y con multitud de detalles antiguos. Comida excelente en cantidad y calidad. Imprescindible.

Un lugar inmejorable que no dejar de sorprender en cada rincón del restaurante y la zona de bodas. Peculiar, original, y situado en un enclave natural.
Realizado con materiales reciclados, en este restaurante tanto la comida y la bebida son ecológicos, y parte de los productos están producidos en sus propios huertos.
No dejéis de pedir los tomates, están deliciosos!
El personal es muy simpático, agradable y atento, en especial nuestra simpática camarera Iris, que fue en todo momento encantadora con nosotros.
Teniendo en cuenta que todos lo productos son ecológicos, la relación calidad-precio es muy buena.
Si quieres una experiencia diferente, no dudes en venir a este singular restaurante.

Masificado hasta el hartazgo, los carameros no son capaces de atender correctamente las mesas. Todo se hace como con estrés, a todo correr y malamente. La cocina es regular tirando a mala pero bastante cara para lo que realmente es. Y comer se vuelve una total incomodidad cuando no se ponen platos e intentas compartir.
Reservamos con una semana de antelación y cuando llegamos pretendían darnos dos mesas separadas y, peor aún, a distintas alturas, que ellos llamaban: "mesa en dos alturas", o sea: dos mesas.

Tuvo gracia hace 25 años, cuando abrió, pero han exprimido la idea hasta el límite de lo sostenible. Tanto que se jactan de la sostenibilidad, esta también pasa por atender correctamente a la gente, no tener a los empleados corriendo nerviosos de un lado a otro, sorteando las innumerables llamadas de las mesas, etc. La experiencia de comer es cualquier cosa menos agradable y la cuenta, muy por encima de lo que ofrecen.

Para acabar de rematarlo, hacen jugadas feas como servir una botella de vino de 20 euros cuando específicamente les has pedido la de 9 y que no te des cuenta hasta que ya te la has bebido y pagado la cuenta.

Fuimos en familia, y fue bochornoso.
Nos sentamos en una mesa que, al lado estaba lleno de Velutinas, siendo alérgica una de las comensales, pedimos cambio de mesa. Lo que sentó horriblemente mal al camarero. Me parece increible.
Después de 1 hora que tardaron en atendernos, ni pan, nos pusieron para la espera, Pagamos casi 60€ por 3 trozos de carne y unas verduras.
No entiendo la fama que tiene, porque los precios son brutales para lo poco que es y la calidad que tienen.
Nada organizado. Cuando queríamos algo y pasaba un camarero, nos decía que teníamos que pedírselo a otro, y así pasaban de 15 en 15 minutos. No volvemos.
La atención pésima.

Es un sitio muy bonito y muy agradable para comer.
Las croquetas están de 10, y la ración creo recordar que trae 8/10 unidades.
La tortilla, para mi gusto (y el de mi acompañante) no estaba rica ya que es muy afrancesada. El huevo en algunas zonas está máz suelto pero en otras está bastante hecho y la tortilla es muy fina. No se si de haberlo sabido, si les comentásemos a los camareros que la queríamos de otra forma nos la hubiesen hecho, o es siempre así. Entonces hablo desde mis gustos claro.
El churrasco para nuestro gusto no estaba mal, pero quizás de sabor fuerte y el postre delicioso.
En mi opinión, el sitio está bien, y va en función del paladar de cada uno.
Adjunto ticket para que veáis precios y os hagáis una idea.

Comida sabrosa, variada, a precios buenos.
Es un sitio particular, os encantará.
Ideal para los niñ@s, tienen mucho sitio para disfrutar.

Un lugar muy genuino, en una aldea cercana a Santiago y rodeado de verde. La sensación es la de estar comiendo en una cabaña. La cerveza y el vermú lo hacen ellos y la carne es ecológica y de las granjas cercanas. Todo es artesanal y en relación calidad-precio sale muy bien. Mejor reservar antes porque es muy concurrido

Lugar espectacular. Merece la pena el viaje por el entorno y la comida. Excelente.aunque en ocasiones servicio lento por la cantidad de gente que va a ese restaurante, por lo que no se lo recomiendo a nadie.

Un sitio muy enxebre, con encanto, hasta las telarañas forman parte del decorado. Comida rica y sencilla

Estupenda comida tradicional gallega en un entorno único, casi de leyenda. Las instalaciones son espectaculares.
Conocer El Fogar de Santiso bien merece una visita (eso sí, si no conoces la zona, pon el navegador, que está escondido en medio del monte)

Un original restaurante, en una finca rural en el monte. Comidas regionales, verduras de huerta de cultivo propio, carne muy tierna, sin grasa. Panes caseros de masa madre, pulpo y mariscos muy frescos. Las empanadas y croquetas de grelos con bechamel, así como la tempura de vegetales, son para recomendar. Ambiente rústico, mesas y bancos de madera (algo agresivos los últimos), calefaccionado con hogares de leña. Hermoso jardín para el verano, y acogedor ambiente en maderas para el invierno.

Muy buen producto pero raciones escasas para el precio. El churrasco de cerdo era piel pegada al hueso. El pan que te traen con sólo sentarte (sin pedirlo), te lo cobran a precio de oro. Pero el entorno y el poder comer tan en contacto con la naturaleza, valen la pena.

Me ha flipado. Un país de otro mundo, de cuentos.
¿Y la comida? Precio calidad, muy buena.pagas por calidad del alimento que utilizan que es casi o todo ecológico. Recomendado ir mejor en grupo. Volveré aunque sea solo xD

Buena comida, buena calidad de producto, buenas cantidades y a buen precio. Es un sitio de cocina tradicional gallega, en un sitio con encanto y que te hace sentir como en casa.
Espectacular y rural, muy bonito y muy recomendable.

Como ya todo el mundo sabe, se trata de un restaurante camuflado en "alpendre"
Comes en muy rico, el precio no está mal, en bancos de madera bajo un tejadillo.

Noraboa por crear ese rincón tan máxico! Non só alimentades os bandullos, sinon tamén a alma! Desexando voltar! Comida de 10 tanto polo sabor como polos principios que a acompañan.
* Non podo esquecer esa tulipa de queixo.pracer de Deuses! Mmmmmm!

Estupendo ambiente, comida espectacular, ideal para llevar amigos extranjeros que prueben las maravillas gastronómicas gallegas, a un precio algo alto, pero el sitio perece la pena total!

La comida está rica y el sitio bonito y con encanto. Los precios tiran a lo turístico, para salir bien lleno (nivel galego) hay que rascarse un poco el bolsillo.

Galicia auténtica y comida biológica. El menú degustacion es recomendable e interminable. El sitio está un poco apartado, però vale la pena pasar una velada allí. Al reservar pedir a ver si van a hacer queimada

Impresionante lugar para cenar bien y sentirse a gusto, nosotros comimos pulpo a brasa, pimientos de padron, ensalada y chuletón que venía acompañado de unas patatas que estaban riquísimas y de postre una tulipa de queixo el broche de oro para una cena de 10
Recomendable 100% y el trato inmejorable, sin duda repetiremos

Un lugar diferente al típico restaurante. Comimos muy bien, nos atendieron rápido ya que fuimos temprano y los niños lo pasaron genial porque teníamos el tobogán justo en frente.
Lo único malo es que había varias parrillas funcionando en las mesas de al lado y el ambiente se cargaba un poco. Por lo demás todo perfecto. Volveremos

Un lugar fuera de serie, hay que conocerlo porque es difícil de describir, buena atención, el menú ecológico y producción propia, muy recomendable el cerdo a las brasas y las ensaladas y verduras a las brasas. Los sábados por la noche se hace la "Queimada" y hay música gallega en vivo. Buen lugar para compartir con amigos

Sitio encantador, natural, al aire libre si quieres, servicio super rápido y la comida muy variada y exquisita. El dueño.depende del día que tenga como todo el mundo, tiene mejor carácter o está más extremado jajajaja y de le nota quizá es lo único que considero que de cara al público, debería de cambiar a mejor

El sitio merece la pena, aunque considero que se han convertido en un sitio donde las raciones menguan y el precio sube. No sé si realmente todo lo que ofrecen es ecológico.

Lugar que conserva su esencia y su comida de calidad a un precio absequible. La croca o el pulpo a la brasa son mis favoritos. Merece la pena desplazarse del centro de Santiago para deleitar el paladar mientras se disfruta del entorno enxebre.

Un lugar característico por su local espartano y a la vez muy bien acogedor tanto en invierno como en verano siempre que ido. Que no bajen la guardia por su servicio y calidad en sus productos. Obligada visita para cualquier local y turista. A veces suele estar muy concurrido pero lo saben llevar.