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Un clásico que mantiene estándares y calidad situado al lado de la antigua estación de tren de Sigüeiro, muy cercano a Santiago de Compostela. Merece la pena desviarse para probar las míticas truchas y el cordero. La tortilla exquisita. Ensalada de casa y xoubas fritas en su punto. Un ambiente acogedor y trato muy profesional. Postres caseros y buena relación calidad precio. Con buen tiempo poder comer en una de las mesas de fuera es de lujo. Recomendado.
Un histórico lugar q ha ido pasando de generación a generación. Para comer callos, Tortilla, ensalada y truchas con patata cocida. Esto con el cordero es la especialidad de la Casa. Tortilla tipo Betanzos. No saque fotos de los platos pero las tenéis en otras contribuciones. Atiende la dueña con ese carácter especial de la Gallega que lleva años con una clientela fiel y que no quier desatender Bajo ningún concepto. Tiene una terraza estupenda con toldos por si hay corriente. Estaba lleno
Fui a este sitio después de leer las buenas reseñas que tiene, pero tengo que decir que ha sido una decepción. La calidad de la comida es buena, no se puede decir que se coma mal, pero tampoco diría que es para hechar cohetes La cantidad de comida que llevan las raciones es en líneas generales adecuada si no tienes demasiada hambre. El precio totalmente desproporcionado, por una comida normalita pagamos como si hubiéramos comido una mariscada. Desde luego no tengo intención de repetir.
Comimos 12 de marzo 4 personas y nos retrasamos 30 min por temas de bicicletas, ya que el restaurante está al lado de la vía verde Santiago- Cerceda y no nos pusieron ninguna pega, la comida cojonuda, truchas, calamares y caldo de berzas, cervezas de caña estupendamente tiradas y los postres las cañas caramelizadas de infarto. En la cuenta Maria la propietaria nos había cobrado de menos dos cañas y un café, y una vez subsanado el error me invitó a una copita sin remordimiento.
Teníamos una reserva para las 14: 30, nos sentaron en una mesa con corriente por todas partes, le solicitamos cambiarnos y nos lo negaron (estando vacío el comedor excepto dos mesas), y volvimos a solicitar el cambio, y 15 minutos después nos lo aceptaron. Eran las 15: 10 y seguíamos sin ver la carta ni ser atendidos por nadie ni para la bebida. Después de más de 40 minutos para pedir la comida, nos la trajeron (carne pasada y salada, ensalada congelada y agria, etc). Terminamos y otros 30’ para que nos reiterasen los platos y nos tomasen nota del postre. Para terminar queríamos café, lo solicitamos 2 veces y tardaron 20’ en traérnoslos.
Cuando nos íbamos, solicitamos la cuenta (que tuvimos que levantaros a la barra a pedirla), y nos habían cobrado un plato de más que eran 18€ a mayores. Se lo dijimos a la camarera/nieta de la dueña del local, y nos dijo que no, que tan 3 platos no 2, que mentíamos nosotros (cuando estaba claro que cada uno tenía su plato y este sobraba, además de haberlo repetido varias veces). Le solicitamos su devolución, y como las sobras las pedimos para llevar, su respuesta fue: “devolverme la bolsa de comida que os di y os devuelvo el dinero”. Salimos fuera a recoger la bolsa para dársela y le comentamos: “suponemos que no volverán a utilizar esta comida, ¿no? ”, porque la verdad nos quedamos a cuadros porque jamás nos había pasado algo así.
Habíamos ido en otras ocasiones pero JAMÁS VOLVEREMOS. Ha sido lamentable: el tiempo de espera, la atención y lo que nos han hecho al final.
Hay que aprender de normativas, protocolo y sobre todo EDUCACIÓN.
Excelente comida. Cominos truchas, tortilla, calamares y cordero. Todo bueno. El precio inadecuadamente alto. Sospecho que hay hosteleros a los que se le va la mano al repercutir la inflación.
Increíble la ubicación y el entorno que rodea el restaurante, es mágico. Nos encantó toda la comida que nos preparó María, todo exquisito. Nos trataron súper bien, encantadores todos.recomendado 100% y deseando repetir.
Un restaurante en Sigueiro, buena atención y cocina casera, tiene para aparcar afuera con arbolado, al entrar es una cantina y dentro tiene un comedor grande y bonito, lleva 30 funcionando, ya era de generación en generación y no es caro, productos frescos y comida casera y lo que más me gusto fueron las truchas y el postre casero, fuimos porque no lo recomendaron y muy bien súper agradables y hay carta variada de cocina casera. Un saludo.
Buena comida, platos abundantes buen cocinados, cocina local con N buen producto. Buen servido y personal muy amable, comedor bonito con chimenea. Buena bodega
Precio desorbitado, se subieron muy mucho a la parra 1 de aros calamares fritos, 1 de truchas chamuscadas, 2 de cordero asado con patatas fritas, 2 postre, raciones justitas, 1 botella crianza rioja, 2 cafés. 97 €. Para no volver, esto es pan para hoy y hambre para mañana,
El restaurante es un muy acogedor y tiene unas bonitas vistas hacia los arces del exterior. Amables, atentos y rápidos. El cordero lechal estaba realmente expectacular, de infarto. Las filloas rellenas de crema caramelizadas, estaban deliciosas (2xración). Es un sitio para repetir y seguir descubriendo otros platos. Gracias
Gran sitio de cómida casera, recomiendo truchas, tórtilla y callos con garbanzos los domingos. Un poco apartado pero merece la pena conocerlo. Hoy hemos probado un arroz con conejo y muy bueno.
Situado al lado de una antigua estación de tren la cual ya hace tiempo que está fuera de servicio, se encuentra en pleno campo en un lugar muy tranquilo pero cerca de Sigueiro, el establecimiento es sencillo pero acogedor, el trato y la atención muy bueno, cocina tradicional, casera y bien elaborada, recomiendo las truchas típico de la zona y el cocido.