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Unos desagradables. (Edito, que dicen que me equivoco de tienda y así les refresco la memoria: mientras miraba las dependientas estaban poniendo verdes a la enfermería de Urxencias del Clínico de Santiago. Yo ya no trabajo en ese servicio pero soy testigo de que allí el que más y el que menos se deja la piel y el corazón de una manera que un dependiente de una tienda jamás comprenderá. Que da igual, si estuvieran hablando mal de los empleados de Correos sería feo igualmente. Esas conversaciones déjenlas para cuando estén solas en la tienda)
Dos hermanas se encargan de todo y su atención es inmejorable. Se esmeran al máximo por satisfacer al cliente. Hemos amueblado prácticamente toda la casa con ellas y seguimos pidiéndoles alguna cosilla de vez en cuando.