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Fuimos a por unos pasteles nos atendió el chaval había unas barras de pan y nosotras solo pidimos pasteles. Pero el chaval con unos aires de grandeza como si fuera el Rey. Nosotras dijimos que el pan no era nuestro y el no nos miró muy bien el sabe que no pidimos pan porque él nos dio solo los pasteles entoces a que viene a cuento el pan? Había más gente si no está pendiente de lo que la gente le pide tiene un problema muy grande uno no, dos el de la chulería y que no está atento porque esa persona le dejó el pan y luego nos lo quería cobrar a mayores esto va para el dueño del negocio. Salimos del bar bastante malumoradas nos vio con cara de asco eso sobraba.
Pastelería que también es cafetería, especialmente acogedora y agradable con un personal encantador. Bien de precio, terraza posterior amplia y cubierta. Me gusta desayunar aquí.
Este domingo estaba buscando una empanada. Me atiende en chaval joven. -"Hola tienes empanada? " -"De bacalao y de pollo? -"Y de pollo q tienes? " -". Empanada" (con una chulería, como dándole un corte a un amigo suyo)
Me he ido de inmediato. Este chaval se cree q esta en la calle de vacileo con sus amigos. Con este dependiente el negocio está en malas manos. Pongo la reseña más que nada para el dueño de la panadería lo sepa.
Media hora esperando en terraza a que la camarera nos venga a atender (y no porque esté ocupada atendiendo a otros clientes, que se entendería) si no porque está secando platos y tazas en el lavavajillas, cuando eso de toda la vida se hace en los ratos libres. Nada, al final me he tenido que marchar sin tomar nada porque le pido un cacaolat, y 10 minutos después regresa para decirme que no tiene (respito, todo esto sin gente). No sé, si vas con prisa desde luego no lo recomiendo.
Localización muy buena porque por las mañanas hace frío pero al darle el sol se está muy bien. Tanto la atención como la calidad del producto es buena. Nos tomamos unos cafés y nos pusieron unos churros, pero si quieres tomarte otra cosa tiene variedad en repostería.
Lugar agradable para tomar un café, en el interior o en su terracita. Ponen muy buenos pinchos y la atención al público es excepcional. Marisol siempre atenta, cordial y ¡¡súper curranta!
Una pena no poder escuchar a la persona que tienes al lado por todo el griterío descontrolado del parque que hay enfrente en el cual día tras día ves como los padres dejan a sus hijos a sus anchas sin mascarilla (tanto ellos como sus hijos) sin respetar la distancia de seguridad. El interior es tranquilo, pero si pretendes mantener una amena conversación a partir de las cinco de la tarde en la terraza lo tienes muy complicado por este mismo motivo. Por lo demás el personal bastante competente y con un servicio para llevar bastante asequible.