Restaurante O Corpiño Parador Costa da Morte

Excelente Restaurante en el Parador Costa da Morte. El servicio fue impecable, rápido, muy profesional y atento. Fuimos a cenar mi señora y yo y francamente nos gustó bastante. Tomamos un plato de jamón ibérico que estaba excepcional, continuamos con ensaldad de brotes que estaba muy buena, después ensalada de centollo que estaba riquísima y de postre filloas rellenas que estaban también muy ricas. Relación calidad-precio acorde. Repetiremos, y desde luego lo recomiendo totalmente.

Ambiente:
Sala de juntas sin vistas y con las sillas más incómodas del mercado.
Comida:
Ensaladilla de centollo sin centollo y con la misma forma que la verdura de bolsa ultracongelada. (18€, si 18€)
Empanada refrigerada del día anterior (9€….)
Croquetas aceptables (9€)
Evidentemente, no seguimos pidiendo y nos marchamos.

Muy mal servicio los camareros, les pides un basó de agua antes de que me traigan la consumición y ye tardan más en traer el basó de agua que la comida.
Sin lugar a dudas muy mal servicio de camareros

La decoración el servicio y el ambiente muy bien como suele ser habitual en paradores.
Interesante menú degustación con tres platos y postre bastante buenos en especial el rodaballo excelente.
La relación calidad/precio normal

Espectacular. Lugar, arquitectura y diseño interior. Uno se siente como en un museo de arte moderno Entorno precioso con caminos para excursiones, y playita con mucho encanto Lo demás correcto. El menú podía ofrecer más productos de la zona (marisco. …. Etc) Un lugar que Hay que conocer.

A evitar rigurosamente: caro (carísimo), calidad muy muy regulera. Recomendaría acudir directamente a la cafetería del Hotel, donde sirven sandwitches y hamburguesas y que te salva de un apuro a un precio, y con una calidad, razonables.

Espectacular restaurante con unas vistas increíbles. El personal es muy amable y servicial, nos atendieron de maravilla.
La elaboración de los platos son perfectos, con productos muy sabrosos y de una calidad extraordinaria.
Nos hicieron muy felices y nos sentimos muy satisfechos.
Recomendable al 100 %.

Comida bastante floja. La arquitectura exterior de parador atractiva, el entorno impresionante y el interior mal señalizado, no hay forma de ubicar las instalaciones.

A pesar de las circunstancias especiales en las que estámos inmersos han sabido readaptarse buscando espacios más amplios para atender a un mayor número de comensales.
El personal en su mayoría joven, tiene un comportamiento muy profesional y trasladan a las mesas los productos que se manejan en los fogones dirigidos por su joven y experimentado Chef.
Cocina con productos tradicionales y con ese toque contemporáneo que te sorprende en cuanto a combinaciones, colores y sabores. Sorprendente.
Antes y después de comer disfrutaréis de unas panorámicas espectaculares.
Hay que ir pero está demandado y por ello mejor reservar.

Aunque el Parador es una auténtica pasada por su arquitectura, enclave y vistas.los servicios que ofrece y seguramente debido a la situación que se está viviendo con el dichoso virus, son bastante mejorables.
El desayuno es un auténtico desastre, muy escaso para lo que ofrece Paradores y aunque se pueden pedir cosas a cocina no se advierte para la gente que no lo sepa. Las colas para entrar son de más de media hora (al menos en el turno de las 10: 15). Un 10 para los camareros por lidiar con cientos de envases cada día.
El uso de mascarillas es totalmente correcto en todo momento.
Esperamos volver pronto para disfrutar al 100%, aunque esta estancia ha sido fantástica a pesar de lo comentado y el escaso rodaje que llevan ya que apenas lleva un mes y medio abierto.

Mala experiencia, sin Llegar a entrar, la recepcionista, nos dijo que sí que podíamos pasar con perros, volvimos al coche a por ellos y cuando estamos entrando por la recepción, nos dijo que no pueden entrar, que nos había entendido mal la pregunta.
Señorita, por favor, no es lo mismo escuchar a los clientes que oír.
Antes de contestar asegúrese que ha entendido la pregunta, hemos hecho muchos kms para conocer el Parador.

El restaurante situado inicialmente en la actual zona de desayunos del Parador, con magnificas vistas al mar y a la playa de Lourido, ha tenido que ser trasladado al salón de Nuestra Señora de la Barca, bastante más amplio, por razones de aforo. La carta no es muy amplia, pero he podido probar en estos dias varios de sus platos y no hay ninguno que no me haya gustado. Las vierias, el salpicón con salmorejo, las croquetas de mejillones, los mejillones al vapor, quesos gallegos con frutos rojos o una ración de jamón ibérico, estaban buenísimos. Los segundos han sido variados, un entrecot con salsa de pimienta y cebolla asada, un solomillo con filloa y grelos, rapé o arroz meloso.son algunos de ellos y también deliciosos. Tienes una buena carta de vinos y otra de postres, en la que me gustaria destacar el de 3 chocolates, aunque las cañas con crema de castañas, o las filloas con crema de vainilla y orujo, no están nada mal. La atención es cuidada y amable y ahora mismo conviene reservar.