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Almacén de pinturas, ingresar al almacén debajo de la rampa es muy difícil, deberá conducir hacia el carril que se aproxima a través de los bordillos, cuando conduzca hacia atrás, debe controlar para no demoler el poste de luz en la carretera, y también para no toca el bordillo con el parachoques delantero, ya me quedo callado sobre el portón. Están cargados de pintura, que es lo más interesante que no se aplica a las mercancías peligrosas (incluso en cantidades limitadas). El personal es adecuado, amable, cuando hablan en inglés entrecortado, entienden todo. Hay dos duchas y un aseo, solo hay que pedir permiso, no hay problema en este sentido.
Una tortura para los vecinos cercanos. Emite desde las 7 de la mañana hasta las 9 de la noche un ruido como de una aspiradora industrial que acaba con la tranquilidad de la zona. Están denunciados pero no hacen nada.