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Buena programación y atención. Los trabajadores, unos auténticos profesionales Local con encanto. Un mérito enorme seguir al pie del cañón defendiendo la música en vivo.
El lugar está muy bien, lastima que la persona que te sirve los tragos, al momento de cobrarte lo hace con el artista todavía en el escenario, pudiendo esperar que se termine el espectáculo y luego cobrarte. Una lástima!
Una sala de conciertos con grandes artistas internacionales y nacionales, muy buenos precios, facilidad en la compra de entradas, y ambiente agradable. Local muy recomendable.
Mítica sala que poco a poco están programando conciertos. Sitúate bien para no tener una columna delante y como muchas salas, las copas son un poco más que un bar
Ayer disfrutamos de un maravilloso concierto de Martirio y Raúl Rodriguez. Todo un lujo. Muy cómodos, sentados, tomando una cerveza y con distancias de seguridad y mascarillas. Todos muy amables. Muy recomendable.
No se toman en serio las precauciones anti-covid. Una vergüenza que arruinó el espectáculo. Al entrar en la propia sala me encontré a un lado de la puerta a dos personas que vendían merchandising del concierto con la mascarilla por el cuello, al barman al final del local con la mascarilla colgando de una oreja mientras atendía, y a varios asistentes que no estaban consumiendo nada sin la mascarilla puesta. Tras preguntar a una persona del staff si no vigilaban las medidas de seguridad, que la peña pasaba de ponérsela, dijeron "Se lo dices y les da igual". (Pues si les da igual les obligas a ponérsela o les invitas a irse, ¿no? Que estamos hablando de una pandemia con la que llevamos conviviendo 16 meses). Con el paso del tiempo al ver que todo seguía igual, y que no hacían el mínimo esfuerzo por pedirle a nadie que se la pidiera, hablé con otra persona del staff para decirle que si las medidas no se respetaban, que su barman no la llevaba puesta, que los del merchan tampoco, y que nadie pedía a la gente que la tenía bajada que se la subiera, que he estado en otras salas similares donde el control es espectacular y que esto era intolerable, que estamos en una pandemia. La mujer mirando alrededor sin saber qué decir, dijo que los del merchan no eran trabajadores de la sala (¿Y? Pero están en tu sala, si algo pasa yo voy a denunciar a Clamores, no a los del merchan), no habló del barman porque clara, ese sí era parte del staff, así que le insistí que qué pasaba con él, y que qué pasaba con la peña. Sin saber qué decir se fue y no volvió a dirigirme la palabra ni a cruzar mirada conmigo en ningún momento. Pero logré que dijera al barman que se la pusiera y que fueran avisando a la gente que no consumía que se la subiera (Ese es otro tema, si consumes entonces tienes el poder de no contagiar, ¿no? El pagar por una bebida te hace inmune, dices "salvemos la hostelería y los locales de ocio" y quedas protegido). Mi grupo se quedó en una zona alejada del resto, aunque nos invitaron a ponernos en un sitio desde donde se veía mejor el concierto (muy amables, una cosa no quita la otra) pero rechazamos al estar más cerca. Que por cierto, en la zona general no había separación practicamente entre sillas, unas pegadas a otras. Fue una mala experiencia que hace que no vuelva, ni cuando pase todo, porque no se toman en serio la salud.
La sala es pequeña y acogedora, para conciertos pequeños. Eso sí, como siempre, poniendo los precios de la bebida por las nubes, 6€ un tinto de verano en copa de vino y lleno de hielo, la gente terminará por pagar por el concierto, verlo e irse, son consumir nada.
Fuimos a tomar una copa después de la cena de empresa, y la verdad no nos gustó mucho, había poca gente y la música muy monótona q no invitaba a bailar.
Sitio espectacular para conciertos. Estuvimos en el Motown con Astrid Jones cantando, y fue una psada. Banda compuesta por diversos músicos y coristas que eran geniales todos. Recomendable para ir a conciertos!
Buena música en un ambiente agradable. Nada que destacar en el servicio son bastante "medios" voy solo por la música. Sus bebidas (variedad) sus aperitivos (pelin racanos) y el servicio son mejorables
Sala de conciertos pequeño, pero me gustó el concierto de Stacie Collins. Mucho ritmo sureño. A la contestación de la sala, no recuerdo el motivo pero tuve que cerrar la aplicación sin publicar la reseña. Ha sido un mal entendido no era mi intención dejar una mala reseña.
Un local de los de toda la vida, muy cómodo y con un ambiente bohemio y muy agradable. De los pocos sitios en Madrid donde aún se puede disfrutar de buena música en directo. Las copas los días de concierto 10 euros y la entrada 12 por persona.
La sala esta bastante bien, buena musica aunque no solo actual.tambien dan conciertos, eso si la copa es cara. Pilla la entrada con 2 consumiciones y te ahorras bastante.
Sala céntrica, muy bien situada. Conciertos de música jazz, blues, sesión jam. Ambiente muy agradable y animado. Fui por primera vez hace un par de meses y ya he repetido, seguiré haciéndolo sin duda! Siempre me lo he pasado genial.
Lugar agradable. Si vas a ver a una figura ve con mucho tiempo porque se hace cola aunque compres la entrada por internet. Las mesas son por orden de llegada.
Hacía mucho que no iba, sigue sonando fetén. La gente es un poco como la de los cines Renoir: un poco cultureta, un poco me la agarro con papel de fumar.
Local donde ver buenos conciertos, con un buen tamaño para no perder la cercanía a los intérpretes. Actualmente parece que tienen dos sesiones de conciertos, y además discoteca algunas noches con buena música. Cómo pega, la zona de sentarse está en el lateral o lejos del escenario, y por lo menos unas sillas altas se agradecerían para no estar todo el tiempo de pie.
Un clásico! Lo han renovado hace poco y han conseguido modernizarlo y dejarlo más cómodo sin perder el espíritu. En los conciertos se suele formar cola para coger mesa.
Sala de gran renombre. Hubo muy buen ambiente, algo que seguramente fuera fruto de la maravilla musical que estábamos disfrutando, pero la luz tan tenue entre roja y azul, y el estilo que viste Clamores también ayuda. La organización del evento sin embargo dejó bastante que desear porque estuvimos más de 45 minutos esperando a poder entrar, a pesar que ya teníamos las entradas compradas con anterioridad, el concierto comenzó con más de una hora de retraso y al terminar ni siquiera nos dió tiempo a tomarnos una copa más, pues había un evento privado para el que habían reservado la sala a la 1 de la noche. La verdad es que si no hubiera sido por los grandes músicos que estuvimos escuchando en directo, no habría merecido la pena. La impresión final es que los dueños han querido exprimir económicamente tanto su local, que al final dejan descontentos a los clientes.
Me resulta pequeña e incomoda. Dan conciertos por sesiones. Vamos, que es una factoría de dar conciertos. En la zona del fondo esta la barra y parece que les mporta muy poco a los usuarios que exista una actuacion en directo.
No hemos entrado, pero hace unos cuantos años era un icono del jazz. Buena música, buenos amigos y buenos cócteles. Muy buenos momentos y muy buena música.
Está recién reformada. Ha mejorado en cuanto a visibilidad. Siguen tratando a los clientes como ganado. Pero no nos podemos quejarnos, ya no quedan sitios de jazz en Madrid.
Absolutamente inaccesible para alguien que vaya en silla de ruedas o con una movilidad muy reducida. Una pena q la ubicacion sea esta y no poder resolver este inconveniente.
La sala tiene muy buena acústica y el espacio esta bien pero como casí todo que se queda en el sótano tiene un mal olor, huele demasiado a moho es una pena que no traten eso como se debería yo como alérgico que soy he pasado mal mi puntuación és alta por la música y la acústica.