Colegio Madrigal

Es un cole en el que se aprende de corazón a corazón, con una metodología única y un proyecto educativo de calidad. Me siento orgullosa de trabajar en él.

Es un colegio que se preocupa mucho por sus alumnos. El nivel de inglés es extraordinario y está muy comprometido con la innovación. Lo mejor su profesorado. Cada año mejoran sus instalaciones.

Gran colegio. Todos los profesores muy profesionales e implicados con los alumnos. El trato es excelente tanto con las familias como con los alumnos.

Es un colegio espectacular. Mis nietas van encantadas todos los días al colegio, adoran a sus profes y también a sus teachers. Siempre pendientes de las familias y dando facilidades para que sus alumnos sean felices.
TOTALMENTE RECOMENDADO!

Llevamos 6 años en el colegio y no podemos estar más contentos con la decisión que tomamos. Tengo dos hijos estudiando allí, de 9 y 6 años y los dos van muy felices al colegio. Tanto el nivel académico como el de inglés son bastante altos.
Pero a parte de lo académico lo que más nos gusta de este colegio es la cercanía de los profesores que trabajan allí, siempre dispuestos a ayudar, estudiando cada caso de manera individual y haciéndote sentir que no estás solo en la educación de tu hijo. Recomiendo 100% el colegio Madrigal.

Cuidado con lo que os cuentan. Nada que ver con la realidad. Me podéis escribir si queréis y os cuento la pésima experiencia con mi hija.
Obviamente ya la he cambiado de colegio.

Las opiniones serían mucho más objetivas si se abstuvieran de opinar los profesores, trabajadores del centro y familiares de ellos

Me encanta este colegio.
Se hacen amigos agradables.
Las clases son muy divertidas y entretenidas.
Los profesores son agradables.
Tiene un gran patio.
¡Me encanta!

Como todo, tiene profesores muy buenos y profesores nefastos, desapasionados por su profesión.
Destacan los primeros pero los segundos enturbian este colegio.

Gran colegio, tiene unos profesores muy profesionales e implicados. El punto negativo son las clases extraescolares, especialmente el judo, donde el profesor deja mucho que desear como profesional y persona