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Esta pastelería va a tener éxito toda la vida por el sitio en el que está. Desde luego, no es para nada lo que era.
Me acuerdo de todos las veces que he pasado por aquí, cuando visitaba Madrid. Los recuerdos no son la realidad. Lo de esperar por sentarse, aglomeración para entrar y las colas, son la vida de este establecimiento y las entiendo.
Desafortunadamente, la imagen ha cambiado mucho, las mesas no están muy limpias y el precio de las elaboraciones ha sobrepasado límites. Respecto a la calidad de los productos, parece que no pero algo se nota.
Aún así, es un lugar emblemático y para mí siempre va a ser especial.
Trato nefasto y desafiante por parte de la persona que atiende en la sección de bollería, dicha señorita llamada Mercedes tiene un trato hacia el cliente que deja muchísimo que desear. Espero que este tipo de empleadas las enseñen como se debe tratar al cliente con respeto y amabilidad
El personal que preparaba café y bebidas no nos importó en absoluto. Quizás somos asiáticos y no quisieron atendernos. Estábamos en el mostrador esperando para pedir unas bebidas. El personal seguramente nos vio, pero decidieron preguntarle a otra persona detrás de nosotros y esa persona es española. Muy decepcionado.
Decidimos consumir en el propio local en la planta de arriba, por lo que ya tuvimos que hacer una gran cola (que nadie vigilaba), y se colaban muchas personas. Tras esperar nos asignaron la mesa, ahí otro descontrol, tras más de 30 minutos esperando llega una chica a ponernos el mantel individual y la cubertería, la chica nos dice que pasará su compañera a tomar nota por lo que otros 10 minutos más esperando. Las consumiciones llegaron rápido pero se les olvidó una de ellas que no dio tiempo a volver a pedirla porque parecía que no nos veían. Los cafés estaban de 10, sin embargo los pasteles (milhoja, palmera el hojaldre parecía de días) no nos han parecido de gran calidad como dicen.
He estado recientemente y la calidad de las napolitanas ha bajado considerablemente, se notaba que tenían menos hojaldre. Vale que suban el precio pero si encima bajas la calidad….
Ayer las 15: 00 entramos para pedir unos pasteles y unos cafés había poca gente una chavala sola donde los cafés estuvimos en la barra esperando y nada luego llegó unas chicas detrás de nosostros y paaa la camarera paso de nosotras por completo y fue atender la otra chica que llego después una falta de respeto aparte que ella mismo me miró en la cara y me dijo ya te atendo y se fue atender la otra que llegó después nos fuimos sin pasteles y sen cafés no volvo y tan poco recomendo.
Las napolitanas espectaculares, como siempre, soy de Madrid y las compro habitualmente, pero hoy al formarse lío para pedir y dos colas, la gente se colaba, al decirle al dependiente que poniendo lo de los números se solucionaba, ha contestado de malas formas que ellos no están para organizar, que nunca han tenido lo de los numeritos ni lo van a poner, ¿ sería el dueño? Jajaja Es un señor fuerte y moreno, por si le interesa a los responsables. Aún así, seguiré comprando mis napolitanas, pero hoy no se merecen más estrellas.
Entrañable pastelería en Sol. Una de esas pastelerías con solera, donde todo parece venir del pasado, hasta los uniformes de los camareros y el esmero que ponen a sus productos. Eso explica por qué el salón de té de la planta de arriba está siempre lleno.
Decepcionado, toda la vida sirviendoles mercancia y para un día qué se me antoja ir.muy mal atendidos y mucho calor en el salón de la primera planta, los aires apagados
Todos los dulces de esta mítica pastelería madrileña están espectaculares, pero he decir que la tarta de nata y fresas NO TIENE NOMBRE. En serio, lloro de felicidad? Visita obligada cada vez que voy por el centro.
El camarero de la parte de arriba con rasgos orientales (no sé su nombre) nos ha tratada fatal, preguntándonos con chulería y desafiante que quién nos había dado permiso para sentarnos ahí, cuando estaba el comedor con 20 mesas libres por lo menos y ningún cliente esperando ni ningún camarero en la entrada puesto que estaba todo el comedor libre. Nos ha tenido 20 minutos esperando sin limpiarnos la mesa e ignorándonos (imagino que como castigo por habernos sentado sin su permiso). Nos ha terminado pidiendo disculpas cuando le hemos dicho que eso no era forma de tratar a unos clientes. Vergonzoso el trato que nos ha dado.
Mi primera visita en Madrid y he quedado encantada con esta tienda. El servicios excelente, me atendió una chica muy amable que me recomendó Reina de Nata y Napolitanas, me encantaron. Me llevo el sabor de Madrid y otro motivo para regresar.
La bollería es toda industrial, los empleados agobiados y estresados no tienen mutua y se aprovechan pagando 1000 e a los trabajadores pagas incluidas sin descanso alguno no recomiendo ir a este lugar para nada
Está muy bien el lugar pero está mal organizado, tienes que hacer la fila fuera pero no específica para que es cada fila y si son más de 2 es complicado comer allí porque no hay espacio suficiente.
Local emblemático y con más de un siglo de existencia el cual mantiene el local como antaño, todo delicioso.tienen dos entradas, una para la tienda y otra para acceder al salón para desayunar o tomar algo. El chico que nos atendió (Oscar) muy profesional y correcto.una sorpresa conocer ese local y volveremos si vamos a Madrid.
Si pasas por la puerta del Sol debes probar esta pastelería. Yo no me resisto a pedir un MUGI cada vez que paso, y para el que no lo conozca es un pastel de hojaldre rellenos de crema pastelera que también lleva mermelada de albaricoque y glasa por encima. Una auténtica experiencia. Tienen también napolitanas y otros pasteles e incluso tartas y batidos.
Buena pastelería lamentablemente están envueltos en papel de regalo estilo. Ni siquiera te ofrecemos una bolsa para el transporte, ese día estaba lloviendo se empapó todo. Les agradezco, pero quizás no les esté ganando lo suficiente la vida para ofrecer bolsa a 3 cientos. Un poco de vergüenza.
Magnifica pastelería, un clásico de la puerta del sol q resiste el paso del tiempo. Han puesto una ventana de atención para evitar las típicas aglomeraciones. Insuperables sus napolitanas. La tarta de nata y fresas. El roscón. En realidad todo.