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No puedo ser objetivo, porque a esta Parroquia me unen muchos lazos afectivos y de recuerdos. Siempre me gusta volver a visitarla, respirar profundamente dentro de ella y sentir esos juegos de luces que hace el sol a través de sus vidrieras. Comprendo que para muchos sea "otra parroquia" de barrio humilde, pero para mi es mucho más que eso.
Un lugar donde te sientes a gusto. Hay Sacerdotes muy buenos. Echo de menos que el templo esté abierto más tiempo para poder ir a rezar en cualquier momento, no sólo en los horarios de Misa. También echo en falta un confesionario abierto regularmente para no tener que solicitarlo Los horarios de misa son escasos para una parroquia tan grande.
Un lugar donde la fe está al alcance de todos. El párroco interactua con la gente. La gente participa en las lecturas. Una parroquia discreta y propia de la verdadera iglesia que creo quiere Dios.
Estamos ante una parroquia de la Compañía, y se nota en muchos aspectos, aunque me pilla lejos procuro asistir a misa en ella pues tanto el conjunto de la Eucaristía como las homilías tanto de David como de Jaime y de Seve (los tres a los que he oido) son amenas y al mismo tiempo profundas y comprometidas.
Especial mención merece hacerse a la misa de la vigilia de la Resurrección, la teatralización y hermanamiento con los otros credos en Dios, aunque con un culto diferente fue extraordinaria. Con gente siguiendo la celebración desde fuera y manteniendo las distancias pues se siguió un estricto protocolo de aforo COVID.
Otro aspecto encomiable es que no atosigan en la cuestación sino que existe el cepillo al final de la iglesia para que libremente se pueda depositar un óbolo sin agobios.
Asistimos a misa los domingos a las 12: 30 Las homilías son adaptadas a lo que vivimos, el segundo domingo de febrero en la homilía participó un médico. Me recuerda las misas del colegio de mis hijos en mi pais.
Iglesia abierta a todos con Sacerdotes muy buenos. Es espaciosa, por lo que facilita el aforo en época de Covid. El coro es muy bueno. Un lugar donde te sientes a gusto.
¡Aquí sí que hay "oro puro"! Una comunidad de personas que han hecho del amor de Dios el centro de su vida y, desde esa raíz, dan cada día lo mejor de sí mismos para ayudar al que llega. Distribuyen con largueza, olvidados de sí mismos, la Palabra que consuela y alienta, el Pan que da Vida, y la atención a las necesidades cotidianas que piden solución para seguir caminando. Ayudan a encontrar y a abrir caminos, no les basta la ayuda puntual y urgente que es siempre sólo el primer paso. Y.no piden nada a cambio. Les basta la alegría de ser PAN para el camino de los otros. ¿Suena a sueño? Pues, no lo es. Quizá no sepáis sus nombres pero ahí están, en un barrio sencillo de Madrid, pregoneros del Dios encarnado en medio de nosotros.
De la antigua Iglesia de la Ventilla, ya demolida, se pasó a esta construcción que abarca una manzana con La Parroquia, Las Escuelas Padre Piquer y Bankia, antiguo benefactor y mecenas de los anteriores