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Las patatas fritas en aceite de oliva son las mejores que he comido desde hace años. No puedo abrir una bolsa y dejarla a medias, siempre las terminamos. Son naturales, sin aditivos
Estas patatas me recuerdan a las de toda la vida, que comprábamos aún calentitas, en churrerías y tiendas de frutos secos. Con el aperitivo son obligatorias.
Excepcionales, las que llevan pimentón las mejores patatas fritas que he comido nunca (y eso que he probado unas cuantas). Hoy me he alegrado de volverlas a encontrar en el Alcampo de Pío XII de Madrid. Riquísimas, enhorabuena.