Este sitio web utiliza cookies para mejorar la experiencia del usuario. Al utilizar nuestro sitio web, usted acepta todas las cookies de acuerdo con nuestra Política de cookies.Aprende másOK
Hemos realizado una reforma integral en nuestra primera vivienda con el equipo de RPare3 y el resultado ha sido fantástico. La obra se ha entregado en el plazo previsto, con magnífica coordinación por parte de Maria Antonia. Además, cualquier imprevisto o cambio durante la reforma nos fue consultado antes de acometerlo. Recomendamos totalmente a Maria Antonia y su equipo.
El día 12 de septiembre comenzó la reforma de mi cocina con esta empresa, Repare-3 Reparaciones (C/ Sta. Engracia, 56, Madrid). Unos albañiles estupendos, Sánchez, José Luis, la llevaron a cabo con gran profesionalidad. Sin embargo, la responsable de la empresa, M. Antonia, ha deslucido el resultado del trabajo. Consideró que la obra estaba acabada, cuando todavía faltaba por conectar correctamente la vitrocerámica, cuando los tubos de desagüe de la lavadora y el lavavajillas estaban mal instalados y cuando los cables de la caja de registro se salían, porque dicha caja estaba sin cerrar. En una palabra, esta mujer dio por acabada una obra, a pesar de que la cocina no podía ser utilizada. Para más inri, esta mujer, a la que se le habían realizado con prontitud todos los pagos que había pedido, se permitió el lujo de ponerse a chillarme a mí, la clienta, y una persona de edad avanzada. Por ello, a pesar de la profesionalidad de los trabajadores, no volveré a requerir los servicios de la citada empresa, en tanto que M. Antonia esté al frente de la misma. No puedo tratar con personas que ignoran lo que es el respeto y la educación.
Los obreros que trabajan en esta empresa (José Luis, Sánchez.) nos parecen eficaces y competentes, pero la "jefa", María Antonia, es una maleducada, impuntual y muy poco profesional. No volveremos a contratar sus servicios. Me reafirmo en mi reseña al ver la respuesta de la empresa y al comprobar su falta de autocrítica, su autocomplacencia, su autosatisfacción con un trabajo que a los clientes que hemos pagado religiosamente no nos complace del todo. Pero, además, me preocupa su escasa comprensión lectora: el comportamiento irrespetuoso ha sido de Mª Antonia con nosotros, no de nosotros con ella. Y no es necesario cizañar ni echar balones fuera: que quede claro que nuestro disgusto no es con su equipo (Sánchez, José Luis), sino con ella y su mala educación.