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Un estupendo lugar para desayunar o parar a tomar algo, nunca he comido allí, pero por la carta, y como soy vegetariano, no creo que haya muchas opciones.
Siempre paramos aquí como punto de quedada en Robledo y aunque nunca he comido en el restaurante, los bocadillos y raciones sí merecen ser nombrados. La última vez desayuné allí una tostada con tomate y me supo a gloria. El servicio siempre pre ha sido excelente y el ambiente muy agradable. En la terraza se está genial y da gusto compartir un rato con los amigos.
Llegamos a comer tarde, ya casi las tres un día de diario. Estuvimos en la terraza, menú del día que finalmente se quedó en 24 euros los dos y estaba todo fantástico. Sinceramente, en un menú del día no tienes que tener muchas expectativas, pero en este caso la ensalada Cesar y el guisado de ciervo estaba muy bueno. Además, de acompañamiento patatas fritas de verdad, sí, de verdad! La atención fue muy buena y particularmente queremos agradecer a Antonio su atención con un problema en una de las motos que llevábamos (llamó por teléfono, nos aconsejó, muy bien). Por cierto, Robledo de Chavela es un sitio motero por excelencia y le sigue a la zaga este asador, decorado con motos y todo un elenco de fotos y elementos relacionados con el mundo de la moto. ¡¡Claro que volveremos, que me quedó comerme yo sólo otros postres,
Comimos de menú del día, de fin de semana (domingo). Los guisos y la comida tradicional muy ricos (verdinas, jabalí guisado.). En otros platos tenían la intención de innovar pero no destacan. Los postres normalitos. Servicio atento y local agradable. Una buena terraza para comer fuera el menú del día por un euro más.
Cachopo de idiazábal y cecina para compartir a 30€. La carne del cachopo no estaba nada tierna y era complicada de masticar. No se notaba mucho el queso y la cecina.
El restaurante agradable. Cuando nos trajeron la bebida rompieron un vaso y nadie recogió los cristales, cada vez que pasaba un camarero apartaban los cristales con el pie. Cuando sirvieron el primer plato tiraron la copa de cerveza en la mesa. Es cierto que pidieron disculpas y nos ofrecieron cambiar de mesa. De segundo pedimos codillo (frío por dentro, debía ser congelado, 18 €) y un cachopo, 30€, riquísimo, pero como era tan grande pedimos que nos prepararan lo sobrado para llevar, pero el camarero lo olvidó. También nos pidieron dusculpas y alegaron que estaban saturados porque había poco personal de trabajo. En fin.tuvimos mala suerte?
Fuimos a comer en familia, elegimos unos entrantes bastante buenos, la atención fue muy correcta y el problema estuvo en los principales, ni el cachopo, ni sobre todo el cordero fueron buenas elecciones. En concreto el cordero tenía un olor extraño que no llegamos a reconocer.
Trato siempre muy familiar y agradable. Cuando estoy de rutas con mi moto me encanta ir a este establecimiento para descansar y tomar un buen café o una tapa.
Super chulo este sitio, con gran ambiente motero y una decoración vintage / moderno, que no pasa desapercibido. Buen trato y amable por parte del personal y la comida, bocatas o raciones son excelentes y a buen precio.
Los tiempos en servir los platos son excesivos. Alguno de los platos fríos y algún otro (piña de postre) tuvo que ser devuelto porque estaba pasada. La comida en general bien, salvo lo comentado. No sé si hemos tenido mala suerte o había poco personal.
Trato pésimo, no te ponen tapa cuando te pides un refresco, los camareros no están nada atentos en la terraza, tardan muchísimo en atenderte y tienen mucho pasotismo. Cada vez que voy son camareros nuevos. Lugar en el que te hacían sentirte bien, ahora estás en tensión desde que te sientas hasta que te marchas por el trato tan pésimo. No volveremos a parar. Vivan los moteros
El mejor restaurante de Robledo de Chavela con diferencia. Imposible calificar de 0 a 10 porque todo sería un 12, tanto la atención y amabilidad de sus dueños (Antonio y Ana) y del personal como la exquisitez de sus platos. Alta cocina a precio de barrio y con mucha variedad y mucha, mucha calidad. Mil gracias por las sensaciones que provoca comer vuestros platos.
Un buen restaurante con una decoración motorista. Amplio, comida muy buena, menú muy recomendable (probar remolacha con salmorejo). Y los postres como la tarta de chocolate.
Hemos estado esta noche en el maridaje y no hemos salido nada contentos con los camareros que han servido la cena, mala imagen y cero educacion. La cena bien pero el servicio ha sido patético. No volveremos mientras tengan este perfil de camareros.
Primero nos dan una carta equivocada, después nos dan la correcta, luego nos dicen que no hay comida a la carta porque se les ha estropeado la cámara y solo se puede comer el menú del día. La lasaña estaba bien y la camarera muy maja y se ha esforzado por atendernos bien. No creo que vuelva.
Los camareros pasan bastante. Ha bajado la calidad de su atención mucho, mucho. El chef sigue siendo muy bueno, pero los menús son desiguales: puedes triunfar un día o irte muy decepcionado al siguiente.
Nefasta. Pedimos un menú para compartir y nos cobraron como si hubieramos comido 2 menús, y la comida muy normal. 2 medios de menús deberian ser 20€ y nos han cobrado 35€, sólo nos han puesto un postre y además bastante mal educado el propietario, peca de ser bastante prepotente. No recomiendo nada de nada ir alli a comer.
Un completo desastre con la pareja de camareros nueva.pinta macarras dando muy mala imagen y el servicio realmente mal. Siempre encantados con La chica Rubita que nos atiende llamada Jimena. Los camareros de este finde semana dan verdadero asco
Buen sitio para hacer una parada en tu ruta, buenos desayunos con tostadas como Dios manda, buenos menús, platos bien preparados, baños limpios, dispone de terraza con armario para cascos (eso para los que somos moteros, un detalle) atención del personal buena, buen aparcamiento en las inmediaciones, relación/calidad precio buena, situación céntrica en el pueblo.
Sitio de magnífica decoración, ambiente motero.pero el menú algo escaso, nos tardaron en traer un vaso de agua después de pedirlo en tres ocasiones, en la comida me cayó un pelo, que muy amablemente nos explico que el cordero tiene pelo, la excusa nos encantó.
Pongo una estrella porque no se puede poner menos, después de una hora de reloj esperando un bocadillo me he ido sin comerlo, cuando les digo que me voy todavía me preguntan que si entonces lo piden o no, al menos no me han traido una tortilla de patatas como la de mi amigo, que aparte de ser un oximoron en si mismo por estar cruda y quemada a la vez parecía regurjitada. Y la Cocacola a 2.50, pedid un crédito antes de ir
No me había sentido tan incómodo en un bar como en este, el dueño o encargado, además de ir sin mascarilla en el interior, súper desagradable con las camareras, indicándoles lo que tenían que hacer de muy malas formas delante de los clientes, eso sí, él ni un café ha puesto. Qué pena
Todas las reseñas tan buenas de este lugar, deben de ser de amistades y gente conocida, pues la comida no es muy diferente a cualquier bar de menús, muy buena presentación, pero además de poca cantidad, nada de diferente en su elaboración. Sales con mucho hambre y lo que pagas es la decoración (que tampoco es nada de otro mundo por tener 4 motos de época). Si vas con hambre, mejor no comas aquí y busca una buena tasca en el pueblo.
Bonito sitio y buen servicio. Con respecto a comidas, lo que es carta esta muy bien, pero para menú diario no merece la pena, poco donde elegir y escaso, 3 primeros y tres segundos sin que te llene ninguno y de postre muy normal. Para carta si, para menú diario no
Nos recibe un joven muy amable que nos trata muy bien en la terraza. El problema es cuando entramos a comer. Un hombre con mal carácter nos recibe a voces regañando a su personal que nos había indicado en que mesa sentarnos. Nos traen el primer plato. Una lentejas, agudas sin sabor, en una ración mínima. Esperamos que el segundo sea mejor. Al llegar el segundo plato, nos damos cuenta que no es que sea escueto, sino que más bien es de risa. 3 trocitos de carne minúsculos con patatas fritas. Estas últimas bastante decentes. Una pena no haber sábado unas fotos. Durante toda la comida, el hombre no para de dar órdenes a sus empleados a gritos, lo que genera un ambiente en el restaurante bastante desagradable. Por último y al pedir la cuenta, nos intentan cobrar un menú extra y una ración que no habíamos pedido. En definitiva. Un sitio para no volver. Por las minúsculas raciones, por el mal carácter del que parecía ser el dueño y por la mala gestión a la hora de cobrar. Desde luego no volveremos a pisar este emplazamiento.
Las dos de la tarde de un día festivo, restaurante vacío y en terraza solo dos mesas ocupadas. Entramos un grupo de ocho personas, nada más entrar un el cocinero le dice a un camarero "que no sigan entrando que arriba no hay nadie". Al final nos sentamos, pedimos y nos quieren mover a la terraza porque pedimos bocadillos en la Sala cuando la Sala estaba vacía, y en la escueta carta que nos dieron aparecían los bocadillos y no estaba especificado nada acerca de su consumo. La comida nos la sirvieron poco hecha y fría. Y la hora de pagar nos querían cobrar de más.
Mal lugar y muy caro el precio y la calidad de los alimentos no son lo que ponen en los menús y mal hambiente y el lugar solo está disponible los fines de semana no se recomienda
Se come muy bien, calidad a buen precio. Todo lo que hacen está buenísimo y acompañado de una buena presentación y una atención. Los postres están de vicio sobre todo la tarta de zanahoria que me encanta, siempre pido la misma.
Los precios de la cuenta no correspondían con la carta del código QR. Eran más caros. Cuando reclamé, me dicen que la carta online estaba obsoleta y para demostrarlo me traen una carta impresa que veía por primera vez.
Hacía tiempo que no veníamos al asador por el tema del covid, y cuando hemos ido hoy a comer hemos quedado impresionados con el cambio de decoración del salón, mucho más moderno y luminoso guardando el toque rústico, y con la comida. Ha habido unos cambios en el menú que me han parecido un gran acierto! Pedimos el surtido de croquetas de jamón, cocido y boletus que siempre solíamos pedir cuando íbamos porque nos encantan! Y además, para probar nuevos platos, una pata de pulpo a la brasa que estaba increíblemente buena, al punto de textura y sabor, y un revuelto de morcilla con piñones y mango, espectacular! El cachopo con queso Idiazábal y cecina nos entró por los ojos, así que pedimos medio para compartir y también nos sorprendió lo bueno que estaba! No pedimos postre, nos pasamos pidiendo y estábamos a reventar! Pero salimos completamente satisfechos con los cambios, la comida y el trato del personal y con ganas de volver pronto
Me ha parecido un sitio bastante económico teniendo en cuenta la comida, el servicio y el aspecto del restaurante. Los postres además tienen mucho mérito ya que los hacen ellos mismos, nada que ver con un postre de canal horeca.
Me encantó este restaurante, tiene mucho estilo y la comida se ve especialmente casera sobretodo en los postres. El diseño de las motos dentro es todo un espectáculo.