15 noviembre 2017 13:52
Llegué a La Marsela por casualidad, viniendo de una vuelta por la playa. Pensamos, "este sitio mismo para hacer un café rápido". Y se convirtió en una tarde maravillosa de relax, me perdí elijiendo entre las 14 variedades de té (o más), y degustando algunas de las pastas típicas de allí.
El tiempo se esvaneció entre sorbito y sorbito del sabor intenso de té Rooibos que escojí.
Y mi amiga, q se tomó un café, quedó sorprendida del gusto auténtico, despertando viejas sensaciones del que era antes un buen café.
Des de luego, difícil de encontrar en las grandes ciudades este lugar tan encantador.
Realmente recomendable.

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