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Huid, huid. Una experiencia pésima. Le llevé mis gafas para que me reemplazara la montura que se había roto. Los cristales todavía estaban perfectos y sin el más mínimo rayajo, SIEMPRE en el estuche. Al recoger lo que iban a ser mis nuevas gafas, me las devolvió con los cristales TOTALMENTE COMIDOS Y ESTROPEADOS. Vergonzoso es poco. Al comentárselo se lavó las manos y me envío a pastar. Que él no había hecho nada y que los cristales ya estaban así. Mentira. Los cristales para tirar. Claro, él no utiliza guantes y aparentemente no sabe que la acidez de los dedos se come la película de los cristales. Tengo que comprarme unos nuevos. Una vergüenza de profesional. Mi recomendación: no pongáis los pies aquí.