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El bar es para visitarlo. Bocadillos auténticos, de buen tamaño y siempre con olivas y cacahuetes. Probar el “cremaet”. Bien atendidos en la barra por Pascual y los camareros muy auténticos, fuera se está muy fresquito. El precio muy razonable. Al acabar puedes comprar En la tienda productos del terreno a un precio muy competitivo. Mañana aprovechada.
El Bar brutal. No hay wifi, mesas de plásticos, servilletas que reparten el aceite en vez de quitarlo; pero que ALMUERZOS. Carne de caballo brutal, pan el que quieras si lo tomas en plato, vino y gaseosa lo que haga falta y el café o quemadito muy muy aceptable.